"El Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra." (Salmo 34,17)
La imagen del Dios que tenemos en nuestro tiempo es la de un Señor bueno al máximo… demasiado buenudo… Es el que no se enoja, todo lo permite, no te juzga, no se hace drama por nada que hagas (sea esto bueno o malo).
Entonces nos encontramos con citas de la Sagrada Escritura, como la de este salmo. Nos choca porque va en contra de la idea que solemos tener de Dios.
Es bueno darse cuenta de que, a veces, nuestra imaginación está demasiado influida por el mundo que nos rodea. Redescubrir el rostro de un Dios que es misericordioso con el que se reconoce pecador… pero esa misericordia viene recién después de que nos reconocimos pecadores. No antes y no porque le dé lo mismo el bien que el mal.
Redescubrir también el rostro de un Dios que es justo y que deja que las consecuencias da la maldad humana cometida arrase con la propia existencia. No porque Él sea vengativo sino porque respeta nuestra libertad. Un Dios que también será justo en el juicio final.
Qué bueno que podamos reencontrarnos con el rostro verdadero de Dios para tomarlo en serio en nuestra vida. ¿Te animás?
Una reflexión del texto: Salmo 34,17
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