El tiempo litúrgico que estamos celebrando nos introduce al misterio de la Iglesia. Esa Iglesia que nace del costado abierto de Jesús, pero que va tomando forma con el correr del tiempo, guiada por el Espíritu Santo. Es la promesa de Jesús a sus discípulos en la ultima cena: “Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'” (Jn 16,12-15).

Una lectura ingenua de la historia nos hace afirmar que así como es hoy, así fue en sus comienzos la Iglesia. Otra lectura, de idéntica ingenuidad, nos hace pensar que en sus comienzos (y en su desarrollo… y en la actualidad…) fue uniforme. La realidad es totalmente otra. Fueron varias experiencias eclesiales, que recogieron el legado del Señor, que coexistieron en un mismo tiempo, en los primeros años de la aventura cristiana. Intentaremos presentar de manera sencilla estos caminos del Espíritu en la configuración del Cuerpo Místico de Cristo.

Hace un tiempo había estudiado algo sobre el tema. Hoy la Providencia puso en mis manos un libro interesante que me hace repensar estas cosas. Para mi cumpleaños me regalaron de Giuseppe Barbaqglio: “Jesús de Nazaret y Pablo de Tarso. Confrontación histórica”. De a poco lo estoy leyendo. Y es el responsable de esta y las próximas entradas.

Una visión “desde afuera” hace creer que La Católica es monolítica y uniforme, sin espacio para la libertad y la diversidad de experiencias en el Espíritu. Una mirada “desde adentro” nos hace descubrir tantos matices, tantas vivencias, tantas “espiritualidades” que coinciden en la unidad de la catolicidad. Y esto fue desde el comienzo. El Espíritu de Jesús resucitado sopla con la verdad que viene de lo alto, pero sopla desde hombres concretos, con culturas e historias concretas. Por eso cuando un católico dice “solamente son católicos los que piensan, celebran y viven como yo” no solamente no entendió su fe sino que, también, empobreció su propia vivencia espiritual. Y esto tipo de afirmaciones se da tanto entre “católicos conservadores” como en “católicos progresistas” y “católicos renovados”.

Ahora bien, esto no implica que cada uno haga y diga lo que quiera… mientras sea “inspirado”. Desde los orígenes mismos de la aventura cristiana está presente (podríamos decirle así) el Espíritu de la Autoridad, que en el servicio conserva, actualiza y enseña la Revelación de Jesús. Ya hablaremos también de esto.

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2 Comments

  1. Graciela Isabel Gigena (Laferrere BS AS) dice:

    Que bueno esta su blog Padre, para los que sabemos poco nos enseña día a día algo nuevo. Como buenos Cristianos tenemos una libertad, pero que debe ser usada dignamente para el bien de los demas y para el nuestro.
    La gente de afuera mira mal a la Iglesia Catolica y los que estamos dentro tratamos en lo posible de demostrarles que las cosas son distintas
    Es un tema largo y de muchos años, por lo cual aquellos Cristianos fieles no debemos bajar los brazos. Y seguir defendiendo la Palabra Cristo vivo.
    Abrazo y bendiciones junto a Jesús y María.

  2. hola padre, muy buena su entrada!! cariños, leticia