Se celebra hoy la fiesta de la Transfiguración del Señor (Mt 17,1-9). Una conmemoración muy importante para la Iglesia Ortodoxa y para los monjes y monjas latinos. Para los monjes/as porque su vida es, en definitiva, un adelantar aquello que ocurrió en el Monte Tabor: el cielo entre nosotros. O, mas precisamente, un poregustar el cielo al que ya estamos destinados. Los conventos de clausura son un signo de la esperanza cristiana.

A primera hora he celebrado la Eucaristía en el Monasterio. Luego charlamos con las Hermanas y con la Madre Isabel sobre este tema. La Madre me regaló una fotocopia con la traducción de un himno que ellas cantan en latín en laudes. Ahora se los comparto yo a ustedes:

Oh Jesús, de dulcísima memoria,
que nos das la alegría verdadera,
más que miel y que toda otra cosa,
nos infunde dulzura tu presencia.

No habrá canto más suave al oído
ni que grato resulte al escucharlo
ni tan dulce para ser recordado
como tú, oh Jesús, el Hijo amado.

En Jesús se confía el que sufre.
¡Qué piadoso te muestras al que ruega!
¡Qué bondad en ti encuentra el que te busca!
¡Qué dichoso será el que te encuentra!

No habrá lengua que pueda expresarlo,
ni palabra que pueda traducirlo,
pues tan sólo el que lo ha experimentado
es capaz de saber lo que es amarlo.

Sé Jesús nuestro gozo anticipado,
Tú que un día serás también el premio,
y haz que sólo se cifre nuestra gloria
en la tuya sin límite y sin tiempo. Amén.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

One Comment

  1. Maravilloso lo suyo y mil gracias por compartir cosas tan puras que solo lo que provoca, es reconfortarnos y alimenar el alma de cosas tan inmensas. Yo tambien quioero compartir algo que le escribí a nuestro Señor, espero que les agrade.

    Mi corazón está en vos.

    Padre, así me enseñó tu hijo a llamarte,
    Padre, te ofrezco mi humilde corazón para adorarte,
    Padre, mira mi alma que clama por ti,
    Soy tu siervo que solo busca tu grandeza,
    Ilumíname con tu luz que tanto encanto tiene,
    Te pido vista para ver tu camino,
    Oídos para escuchar tu Palabra,
    Manos para no soltarte,
    Rodillas para implorarte, '
    Espalda para soportar humillaciones,
    Coraje para aceptar las cosas que no puedo cambiar.
    Tú mismo me has llamado y no pude ignorarte,
    Pero soy débii y pecador, Padre,
    Soy imperfecto ante todos y ante Ti, mi gran Señor,
    Tu amor me abarca de felicidad y todo lo puedes,
    Mi vida es tuya y mi alma también,
    Protégeme de los quieren apartarme de Ti,
    No permitas que se apague este amor,
    Eres el Trino que está donde yo estoy,
    Eres mi todo y agradecerte por ia libertad brindada,
    La libertad que no dudaste en darla,
    Tú estás en mí y yo estoy en Ti,
    Pues soy esto que Tú ves,
    Un hijo tuyo, manso, arrodillado a tus pies.

    De Roberto hacia nuestro Dios.