Y no pensemos de una en las cuestiones externas de las ideología dominantes de signo "a" o "anti"-cristiano. El título es de si provocativo y viene de la Síntesis Introductoria del “Tercer Reporte sobre la Doctrina Social de la Iglesia en el mundo” que realizará este 3 de diciembre. Fue redactado por el Observatorio Cardenal Van Thuân será presentado por el Arzobispo Giampaolo Crepaldi, Simona Beretta, docente de la Universidad Católica de Milán y Stefano Fontana, director del Observatorio. Pueden leer la presentación completa desde aquí.
Les comparto en el blog dos cosas de ese texto. Primero, este extracto en el cual hacen un recuento de las cadenas que quieren tener atada a la DSI:
Como cadenas externas entendemos la agresiva cultura laicista que con gran violencia en este año se movilizó para continuar secularizando la sociedad, no sólo en lo que se refiere a la religión sino por en la ética y hasta del buen sentido común; son las fuerzas que a nivel internacional están programando un brutal y continuo ataque a la vida y a la familia, actuando a través de los medios para que todos los Países asuman leyes que favorezcan el aborto y destruyan la familia; son las agencias culturales que imponen un pensamiento único sobre los temas de la libertad individual, de las relaciones entre los sexos, de la visión de la procreación; son los grandes intereses económicos y la escaza sensibilidad cristiana y ética en la gestión de la empresa y de la finanza que mantiene situaciones de pobreza y de sufrimiento. En el presente Reporte describimos con precisión muchos de estos fenómenos.
Pero también son las cadenas internas, que impiden a la Iglesia y a los mismos católicos asumir en profundidad la Doctrina Social y hacer un esfuerzo personal y comunitario. Entendemos por cadenas internas por ejemplo: la desatención en la confrontación del magisterio del Papa que frecuentemente, con superficialidad culpable, es entendido sólo como una posibilidad entre muchas otras con el riesgo que la luz de verdad que el Papa Benedicto XVI está difundiendo no llegue a fecundar en concreto la vida y obra de los fieles; el no aplicar a la Doctrina Social de la Iglesia el criterio hermenéutico sugerido por el Papa Benedicto XVI, a propósito del Consejo y entonces continuar hablando de dos Doctrinas sociales, una preconciliar y una postconciliar, impidiendo de esta manera a los fieles llegar a una Doctrina Social de la Iglesia vista en su totalidad e inserta plenamente en la tradición; la debilidad y la extemporaneidad con la cual nos dedicamos a la Doctrina Social de la Iglesia, que conoce alternativamente períodos de retoma y también de abandono; la secularización de la Doctrina Social de la Iglesia que frecuentemente, con la excusa de ser un instrumento laico de confrontación con todos, es presentada como una moral humana, una sabiduría de este mundo con la pérdida de su verdadera razón de ser que es la gloria de Dios; la intelectualización de la Doctrina Social de la Iglesia, hecha únicamente objeto de convenios entre expertos y no transmitida a la base de la comunidad eclesial de manera sistemática y vitalmente conexa con los cursos de formación y testimonio cristiano.
Lo segundo tiene que ver con otro artículo reciente de este blog:
Esta síntesis introductoria analiza el año en cuestión – esta vez el 2010 – e intenta poner en evidencia su característica principal. Luego indica un recorrido para realizar juntos, dando las prospectivas de acción. A nuestro parecer, la característica del 2010 fue haber individuado la urgencia del testimonio, de la santidad y del martirio en la Doctrina Social de la Iglesia. La indicación para el futuro es la de no separar nunca los diversos aspectos de la Doctrina Social de la Iglesia sino de tenerlos todos siempre unidos en la auténtica vida cristiana en la Iglesia. Testimonio, santidad y martirio nos recuerdan esta necesidad, sin la cual la Doctrina Social de la Iglesia cede a la feroz secularización actual y se pierde de vista el primado de Dios.
Testimonio (martirio es la misma palabra pero en griego) y santidad es lo que nos ofrece Enrique Shaw, laico argentino en camino hacia la declaración oficial de santidad por su vivencia concreta de la DSI.