Las actitudes de la voracidad y perfidia son propias del corazón endurecido. Cuantas veces criticamos a los demás por pequeñeces y no nos damos cuenta de lo que pasa en nuestro interior.

Meditación del Evangelio de Hoy: Lucas 11,37-41

Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer.
Pero el Señor le dijo: "¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.”

Una reflexión en video

https://www.youtube.com/watch?v=AatDO6CXPlM
 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *