Les dejo algunas frases de las palabras de Mons. Puiggari en el Tedeum por el 25 de mayo. Fue en la Catedral de Paraná delante de las autoridades locales. El texto completo lo pueden leer aquí.

En el Evangelio que se ha proclamado, hemos escuchado la regla de oro para toda autoridad, para todo representante del pueblo, para todo dirigente de una institución. “El que es más grande, dice el texto evangélico, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como su servidor”. (Lc. 22, 26).

Queremos y necesitamos autoridades (en todos los campos) que busquen genuinamente el bien de los argentinos, que estén dispuestos a buscar acuerdos, que trabajen en forma mancomunada.

El verdadero liderazgo supera la omnipotencia del poder y no se conforma con la mera gestión de las urgencias.

Recordemos algunos valores propios de los auténticos líderes: la integridad moral, el compromiso concreto por el bien de todos, la capacidad de escucha, el interés por proyectar más allá de lo inmediato, el respeto de la ley, el discernimiento atento de los nuevos signos de los tiempos y, sobre todo, la coherencia de vida.

No habrá cambios profundos si no renace, en todos los ambientes y sectores, una intensa mística del servicio, que ayude a despertar nuevas vocaciones de compromiso social y político.

Tenemos que pensar la Argentina de los próximos 100 años, salir de la mirada cortoplacista. Necesitamos un proyecto de país, reafirmando  nuestra identidad común, estableciendo políticas públicas con consensos fundamentales que se conviertan en referencias para la vida de la Nación y puedan subsistir más allá de los cambios de gobierno, para lo cual hay que mirar el pasado de nuestra historia.

Recibimos la Patria como un legado maravilloso y una tarea inacabada. Todos somos constructores y responsables de su futuro.

No esperemos a ver que hacen los otros, no miremos con indiferencia lo que no nos toca, despertemos de la inmadurez de pretender un estado paternalista.

La Argentina es obra de todos, que se hace con el deber de cada día, hecho con esfuerzo, con honestidad, pensando más en los otros que en el propio interés. Actitud que supone heroísmo para no cansarse, para no claudicar, para comenzar cada mañana, en nuestro lugar, para creer y esperar que con la Gracia de Dios otra Argentina es posible legar a nuestros hijos.

Para poder realizar esta noble tarea, todos debemos superar los individualismos, los partidismos, los intereses egoístas, y trabajar decididamente por el Bien Común. Todos tenemos que sentirnos patriotas, como nuestros próceres de mayo.