Estamos terminando la cuaresma junto al Libro del Consuelo. Los cuatro cánticos del Siervo (servidor) Sufriente del Señor nos prepararon el corazón. Pero, como despedida el Deutero-Isaías nos recueda que nada es casualidad cuando Dios es el que obra. Escuchemos lo que nos dice en 55,10-11
Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come,
así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé.
Es el texto más corto de los que les he propuesto para la lectio divina. Pero es la clave para comprender la semana que comenzamos este domingo de ramos. El amor de Dios es fecundo y se las ingenia para obrar entre nosotros.
Señor,qué bien me hace leer cada reflexión o artículo el cual algún sacerdote nos regala. Gracias!!!!