Es noticia la queja de un arzobispo argentino contra la figura de Papá Noel. La consecuencia concreta es que este personaje navideño sólo nos habla de la capacidad de consumir: comidas, bebidas y regalos. El sueldo de un mes y el medio aguinaldo sólo sirven para eso... y a ajustarse en enero el cinto.

Pero la Navidad, la de verdad, nos hace referencia a un niño que nace en Belén. San Juan lo cuenta así: "La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,14).  Claro que un poquito antes puso en evidencia una contradicción que nos acompañará hasta el fin de los tiempos: "vino a los suyos y los suyos no la recibieron" (1,11). Y esto no solamente en el Belén histórico de hace dos mil años. También en el Belén actual de nuestras realidades cotidianas: "cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo" (Mt 25,40.45). Por eso el verdadero mensaje de este tiempo es el del título: "la Navidad nos invita a vivir como hermanos".

Es concretamente el título con el cual la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina acaba de hacer una declaración pública sobre lo que está ocurriendo en Buenos Aires (capital y provincia) y ocurrió también en Formosa. Y ocurre en muchísimos lugares sin que trascienda. Este es el texto:

Próximos a la celebración de la Navidad, que es un tiempo de paz y esperanza para nuestro pueblo, recordamos que Dios en Jesús de Nazareth, se hizo uno de nosotros y eligió el camino de la pequeñez y la pobreza.

Los acontecimientos de estos últimos días han puesto en los corazones de millones de argentinos, la evidencia de serios problemas que manifiestan signos de fragmentación social: la persistencia de la pobreza e inequidad, la dificultad para el diálogo, la violencia y la agresión, el desprecio a los migrantes. Esta situación se presta a diversas manipulaciones que hieren en lo profundo la dignidad humana y acrecientan aún más la injusticia.

Se hace patente el drama de la falta de una vivienda digna, como también de gente que vive y duerme en las calles. A esto se suma la preocupante situación en varias regiones del país, de comunidades aborígenes y campesinas que son desplazadas de sus lugares de trabajo y subsistencia, y terminan engrosando los cordones de pobreza de varias ciudades.

Como hombres de fe, queremos hacer un llamado a todos los argentinos y hermanos de otros países que habitan nuestro suelo:

1. El reconocimiento de Dios como lo hicieron nuestros Constituyentes es la garantía y la base sobre la que se construye nuestra sociedad. La invocación a Dios como Padre nos ayuda a respetarnos y amarnos como hermanos.

2. Reafirmemos el derecho primario a la vida, como a la integridad física y moral de toda persona.

3. Recuperemos la vigencia y el sentido de los valores morales como fundamento de la convivencia social.

4. Trabajemos por la dignidad humana, para erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral.

5. Renovemos el compromiso por el bien común y el fortalecimiento del Estado y las Instituciones de la República. Como hemos afirmado tantas veces, sólo el diálogo sincero es el camino que nos aleja del enfrentamiento y la violencia.

En la Navidad del Bicentenario recemos al Niño Jesús que nació en una familia pobre y sin lugar entre las casas de Belén.

157º Reunión de Comisión Permanente
Buenos Aires, 14 de diciembre de 2010
Memoria de San Juan de la Cruz

Desgraciadamente, podríamos decir que no dicen nada nuevo. Ni en el diagnóstico ni en las propuestas. Tal vez lo nuevo sería que alguna vez le demos algo de pelota a la Palabra de nuestros Obispos. Por lo menos nosotros los católicos.

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2 Comments

  1. Lamentablemente poca gente tiene acceso a lo que la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina ha dicho. Me gustaría que cada Padre, en las homilías lo hicieran saber, aunque de alguna manera lo hacen. Pero me detengo en la figura de la Presidente, que con sus dichos sigue dividiendo al pueblo argentino.¿Hasta dónde quiere llegar?