“Jesús les explica con paciencia su lógica, la lógica del amor que se transforma en servicio hasta llegar a la entrega de sí mismo. (…) Esta es la lógica del cristianismo que responde a la verdad del ser humano creado a imagen de Dios, pero contrasta al mismo tiempo con su egoísmo, consecuencia del pecado original. Todo ser humano se siente atraído por el amor -que en último término es Dios mismo-, pero se equivoca a menudo en las formas concretas de amar, y así de una tendencia en su origen positiva, enturbiada, sin embargo, por el pecado, pueden derivarse intenciones y acciones malvadas”.
Benedicto XVI

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