Gracia y paz fueron las primeras palabras que escribí en este blog este año. La Gracia, que no es la broma o el chiste, sino la sublime Presencia de Aquel que desciende de su Trono de Gloria para acompañarnos, habitarnos, llenarnos...

A esto lo he experimentado en este año, de una o de otra manera: en sus presencias gozosas o en sus "ausencias" que desconciertan.

La paz... hoy la tengo.

Ha sido un año bastante difícil. Comenzó como "año sabático". En lo personal y, por ende, en lo pastoral. El pecado (y no estoy poético en la expresión) toca la vida y hace dolorosa la conversión. Pero, mi experiencia más importante es la misma de Pablo: "donde abundó el pecado sobreabundó la gracia" (Rom 5,20).

Un nuevo año se avecina. La "esperanza de la gloria" (Col 1,27) es lo que me alienta a comenzarlo con mucha más fuerzas y ganas que el que dejo atrás.

De la misma manera, son mis deseos para todos los que visitan el blog. También para quienes se han suscripto y reciben las entradas por correo electrónico (esta la están leyendo ya comenzado el 2011) y los que se acercan por el Facebook o el Twitter.

Para todos gracias y paz de parte del Señor, el que siempre está aunque nosotros no estemos.

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3 Comments

  1. Padre ¡¡gracias!! lo que escribiste es bellísimo. Que obra maravillosa hace Dios en tu corazón. No te detengas porque El te quiere Santo. Un abrazo y tus deseos sean cumplidos segun Su Voluntad