Este blog es una linda aventura personal. Pero no todo lo que pienso y digo está aquí. Pienso y digo muchas cosas en charlas con amigos y hermanos en la fe. Pienso y digo cosas en algunas horitas de clase que tengo sobre Teología Pastoral, Comunicación Institucional y Homilética. Pienso y digo cosas en las Homilías de las Misas de los domingos. En este último ámbito trato de que lo que comunico sea menos reflexión personal que meditación y transmisión de la Palabra de Dios.
Por eso hay muchos temas que, aunque no aparecen en el blog, han sido tratados por este curita aldeano. Uno de esos es el Adviento. He aquí parte de la queja “Descendencia de Loreth” (no se si es varón o mujer, pero se me ocurre que es femenina) planteaba en el post que puse el documento último de los Obispos Argentinos:
Igual, habiendo nacido en los 70, me cansé de oír que el Adviento es una especie de “preparación” para la Navidad -que efectivamente lo es- aunque ya de más grande me topé con la liturgia y me enojé bastante con los curas que omiten lisa y llanamente toda referencia a la Segunda Venida de Cristo.
Que pasa, ¿Cristo vuelve o no vuelve?
En base a esto, les quiero compartir lo que he predicado el último fin de semana. De paso meditamos juntos sobre el Adviento. (Voy a adosarle, algo que no hice en la homilía, oraciones que se rezan en este tiempo y nos dan el sentido del mismo).
El Adviento es un tiempo de cuatro semanas que da comienzo a un nuevo año litúrgico. Es la preparación para la Navidad. Pero la liturgia lo ha engarzado con el último domingo del año litúrgico: la solemnidad del Nuestro Señor Jesucristo, rey del universo. Por este motivo, el inicio de estas cuatro semanas es una celebración esperanzada de la venida del Señor. Y se hace memoria de sus dos venidas. Este es el Prefacio que se reza antes del canto del Santo:
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Quién al venir por vez primera
en la humildad de nuestra carne,
realizó el plan de redención trazado desde antiguo
y nos abrió el camino de la salvación;
para que cuando venga de nuevo
en la majestad de su gloria,
revelando así la plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos
que ahora, en vigilante espera,
confiamos alcanzar.
Jesucristo vino
El tiempo de adviento es nuestra preparación para hacer memoria de este acontecimiento que dividió en dos ha historia humana. La venida de Nuestro Señor en la humildad de la carne: la navidad. La Liturgia, sobre todo la cercana al 25, nos hace rezar oraciones preciosas que tienen que ver con este acontecimiento y nuestra respuesta humana. Para no extenderme demasiado les comparto dos. Primero la Oración Colecta del Martes de la III Semana:
Señor y Dios nuestro,
que por medio de tu Hijo
nos has transformado en nuevas criaturas,
mira con amor esta obra de tus manos
y, por la venida de Cristo, tu Unigénito,
límpianos de las huellas
de nuestra antigua vida de pecado.
También la Oración Colecta de la Misa del Día de la Navidad del Señor:
Oh Dios, que de modo admirable has creado al hombre
a tu imagen y semejanza,
y de un modo más admirable todavía
restableciste su dignidad por Jesucristo,
concédenos compartir la vida divina
de aquél que hoy se ha dignado
compartir con el hombre la condición humana.
Jesucristo vendrá
La primera venida del Señor en la carne nos hace referencia a su segunda venida. El domingo de Cristo Rey el Evangelio fue muy sugestivo: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Entonces serán congregados delante de él todas las naciones, y el irá separando unos de otros…” (Mt 25, 31-46). El tiempo que estamos celebrando es transformar en oración la esperanza cristiana: ¡El Señor vendrá! Las oraciones, sobre todo las de las primeras semanas, engarzan estas dos venidas. Dos botones de muestra. La primera es la Oración Colecta del primer domingo de adviento:
Dios todopoderoso,
aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento,
el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene,
acompañados por las buenas obras,
para que, colocados un día a su derecha,
merezcan poseer el reino eterno.
También les comparto la Oración Colecta del 21 de diciembre:
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo,
alegre por la venida de tu Hijo en carne mortal,
y haz que cuando vuelva en su gloria,
al final de los tiempos,
podamos alegrarnos de escuchar de sus labios
la invitación a poseer el reino eterno.
Jesucristo está viniendo
Pero también podemos hablar de una venida intermedia. Esto no es una novedad mía. Les transcribo un sermón del Abad San Bernardo sobre el tema:
Conocemos tres venidas del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquellas son visibles, pero esta no. En la primera es Señor se manifestó en la tierra y vivió entre los hombres, cuando (como él mismo lo dice) lo vieron y lo odiaron. En la última “contemplarán todos la salvación que Dios nos envía” y “mirarán a quién traspasaron”. La venida intermedia es oculta, sólo la ven los elegidos, en sí mismos, y gracias a ella reciben la salvación. En la primera el Señor vino revestido de la debilidad de la carne; en esta venida intermedia viene espiritualmente, manifestando la fuerza de su gracia; en la última vendrá en el esplendor de su gloria.
Esta venida intermedia es como un camino que conduce de la primera a la última. En la primera Cristo fue nuestra redención; en la última se manifestará como nuestra vida; en esta venida intermedia es nuestro descanso y nuestro consuelo.
Pero, para que no pienses que estas cosas que decimos sobre la venida intermedia son invención nuestra, oye al mismo Señor: “El que me ama guardará mi palabra; mi Padre lo amará y vendremos a fijar en él nuestra morada”…
Todo esto lo dije con mis palabras, adecuándome a las tres comunidades distintas en las cuales predico cada fin de semana.
Que pasa, ¿Cristo vuelve o no vuelve?
La preocupación de la amiga “Descendencia de Loreth” no la medité en su momento en este blog. Pero ha sido el motivo de la predicación mía de las últimas dos semanas (y algo de eso habrá también este domingo).
Como resumen: Jesucristo vino en la carne, vendrá en la gloria (vuelve) y se está viniendo cada día por la gracia al corazón que le abre sus puertas.
Es muy importante situar a nuestros fieles en el tiempo litúrgico que ahora llevamos, mas cuando el adviento es el tiempo mas presente de la Iglesia en cuanto que estamos esperando la venida Gloriosa del Señor. Es muy bueno recordar que como católicos debemos manifestar la fe en signos concretos de este tiempo como la corona del adviento que nos anima cada domingo con una luz mas y nos llena de emoción, también es importante que dentro de esos signos salgamos del sueño de las luces de de los arreglos navideños, de papá noel y todo su paquete de amigos y volvamos a recordar el misterio que celebramos del a primera venid del Señor en la humildad de un PESEBRE. Si no despertamos de este letargo en el que con el paso del tiempo hemos caído, las generaciones futuras cercanas ni se imaginarán que fue eso de Jesús que nació en Belén y mucho menos se interesarán por saber de que ese Jesús volverá de la misma manera que le han visto marcharse y que es Rey por los siglo de los siglos....
Bendiciones a Todos que el Adviento nos apresure a mirar cómo va nuestra respuesta en fe a la tarea que el Señor nos asignó y que podamos salir con todos los santos en el cielo al encuentro del Señor con nuestras lámparas encendidas y velando en oración....
Un lindo punto para pensar el de la venida intermedia.
Pero en el mismo rubro podemos decir también que nunca se ha ido: "yo estaré con uds. hasta el fin de los tiempos", promesa que cumple en la eucaristía.
Mucho para meditar, gracias por el post.
Respetos.
Natalio
Natalio: esa promesa de estar con "nosotros" hasta el fin de los tiempos la cumple en Pentecostés. El Espíritu Santo es derramado sobre la humanidad. Pero Dios hace el "nosotros" desde el "yo" personal: no le gusta trabajar en serie, más bien es un artesano (¿resabios de aquel amasar el barro para insuflar el espíritu?). Por eso, junto a la venida primera y última (para todos) está la venida intermedia (personal). Es nuestro pentecostés personal cuando abrimos el corazón a la gracia. Es el pentecostés personal que ocurre cada vez que recibimos un sacramento. Es el pentecostés personal que acontece cada vez que nos abrimos a su Palabra. Es el pentecostés personal que nos sale al encuentro en el hermano...
Podríamos decir así para resumir: El Dios que está hasta el fin de los tiempos entre nosotros, que camina entre nosotros, viene a mí, habita en mi. Esta es la venida intermedia de la cual habla San Bernardo. Que maravilla saber que Dios, que nos ama a todos, me ama también a mi (particular y concreto).
Me emociona tu respuesta Padre. Qué necesidad hay de que el hombre se de cuenta de cuanto nos ama Dios, que a pesar nuestro El viene a nosotros y cuanto dolor le provocamos cuando no le damos lugar a entrar en nuestro corazón.
Si cada día fuera de verdad un Pentecostes para cada corazón...¡¡qué distinto sería el mundo!! Pero qué bueno que en nosotros esté el resavio del pecado, porque eso nos hace ser libres, y elegir amar a Dios o prescindir de El. Pero El nos ama tanto , nos amó desde antes que existieramos y nos predestinó para el Cielo, a cada uno con un amor particular, qué anonadamiento me provoca tanto amor del Padre Dios , que es Uno y Trino. Pero tambien por tanto amor nos regaló ser libres y esa libertad la podemos usar para bajarnos del carro celestial y Dios sigue derramando Su amor, sólo que nosotros no lo acepatamos, que pena no??
Gracias padre por la respuesta.
Me parece bello y cierto.
Lo único que no comparto es que Mateo 28.20 (yo estaré con vosotros) se entienda de Pentecostés. Si la Segunda Persona dice Yo habla de Él. Cuando habla de enviar el Paráclito o la Promesa lo dice y cuando dice que el Padre hará con Él morada también.
Indudablemente van de la mando (por el misterio trinitario) pero creo que Cristo (2da. Persona) se queda con nosotros de cuerpo presente en la Eucaristía.
Respetos.
Natalio
Padre:
Gracias por la delicadeza de ocuparse tan largamente de un mero comentario lanzado al aire por un simple católico perplejo (si, al final se equivocó, ¡macho! dijo la partera).
Creo en la Encarnación del Verbo, en la Venida del Espíritu Santo, en ese adelanto especialísimo de la Segunda Venida que es Cristo en la Eucaristía -todo Él verdadera y realmente presente- y también espero, cada vez con menos fuerzas propias, su Venida rogando que se acorten los días.
Así parecía decir Chesterton cuando mucho antes de su conversión formal al cristianismo escribió un poema que traducido por un amigo dice mas o menos así:
ADVENIAT REGNUN TUUM
No por cubrir las alas del mal a la tierra gimiente
no por la maldición del oro ni el azar del nacimiento
no de la miseria del débil, la locura del fuerte,
sube de nuestros labios el grito: "Señor ¿hasta cuando?
No solo de las chozas dolientes y de los antros de pecado,
de los palacios altivos y de los hogares pacíficos
el mismo grito asciende; en el fondo
del corazón del hombre, dondequiera que transcurra su vida,
hay un noble cansancio, hay un descontento sagrado,
Siempre que a ojos mortales llega, en la oscuridad y el silencio,
un destello de la luz lejana que no ha conocido el mundo,
algún eco espectral del sueño del canto triunfal de la tierra,
al huir la visión exclamamos: "Señor, ¿hasta cuando?"
Largas edades, desde el alba del tiempo, recorrieron los hombres
hacia el mundo que siempre buscan, pero que nunca encuentran.
Lejos aún, en su marcha, quedaba la brillante promesa;
cerníase aún, de día y de noche, el sueño en torno a la raza.
Entre penas sombrías y tenaces pecados, buscaban
su hogar desconocido; mas nunca la perfecta gloria
llegó. ¿Llegará, Señor algún día,
la escarda del huerto terrenal que lo libre de toda cizaña,
cuando el alma del hombre será una oración, y un canto su vida?
Sí, aunque por muchas noches sombrías conservemos la llama,
aunque con mucha fatiga velemos y con mucha fatiga penemos,
aunque en el desierto aun erremos desamparados,
en nuestro corazón hay la prueba de que Dios va a mandarnos el alba.
En esta tabla Él inscribe todavía este anhelo;
lo que Su mano escribió, ¿no lo cumplirá Su mano?
Aunque la muerte nos lleve a todos antes de que veamos la hora,
la meta está ahí de las épocas - el buen tiempo que reinará en la tierra.
Por esto esta noche los labios, en todas las casas y hogares,
elevan a Dios la plegaria: "Padre, venga a nos el tu reino".
-- G K Chesterton (†1936)
soy catolica de nacimiento y hoy por conocimiento tengo un peque;o nacimiento para poner el dia 24 de diciembre sin embargo no estoy segura del procedimiento a seguir, se el rosario de maria, solo que no se si hay alguno para el nacimiento de jesus si usted me pudiera ayudar estaria muy agradecida, este acontecimiento lo hemos hecho familiar para que mis hijos y los de mi familia amen por su espiritualidad la navidad real del catolico. gracias