En su catequesis de hoy sobre la oración, Benedicto XVI comenzó a internarse en los ejemplos bíblicos. Fue breve y así la difundió el VIS:
Después de ver en las catequesis anteriores la oración como fenómeno universal, iniciamos hoy una nueva reflexión sobre este tema en la Biblia, para profundizar en la alianza entre Dios y el hombre que acompaña la historia de la salvación hasta su plenitud en Cristo. Abraham ofrece un primer ejemplo de oración de intercesión cuando Dios le anuncia su propósito de destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra, ya que la maldad de sus habitantes había llegado al extremo. El Patriarca ora por los que van a ser castigados, presta su voz y su corazón; no se limita a pedir la salvación para los inocentes, sino que implora el perdón para toda la ciudad apelando a la justicia divina, que busca el bien y lo crea por medio de la misericordia que convierte y salva. La intercesión de Abraham se basa en la certeza de que el Señor escucha con paciencia la oración. Pero la misericordia de Dios en la historia se manifestará plenamente cuando el Hijo de Dios, hecho hombre, el Justo definitivo, traiga la salvación al mundo entero muriendo en la cruz, perdonando e intercediendo por aquellos que “no saben lo que hacen”. Así la oración de cada hombre encontrará respuesta y sus intercesiones serán escuchadas.
Claro que luego, frente a la multitud reunida en la plaza, hizo una aplicación concreta referida a la intercesión por los católicos chinos. Así lo difunde Zenit:
Durante el tiempo pascual, la liturgia canta a Cristo resucitado de entre los muertos, vencedor de la muerte y del pecado, vivo y presente en la vida de la Iglesia y en las vicisitudes del mundo. La buena noticia del Amor de Dios manifestado en Cristo, Cordero Inmolado, Buen Pastor que da la vida por los suyos, se expande incesantemente hasta los confines de la tierra y, al mismo tiempo, encuentra rechazo y obstáculo en todas partes del mundo. Como entonces, aún hoy, desde la Cruz a la Resurrección.
El martes 24 de mayo es el día dedicado a la memoria litúrgica de la Beata Virgen María, Auxilio de los Cristianos, venerada con gran devoción en el Santuario de Sheshan en Shanghai: toda la Iglesia se une en oración con la Iglesia que está en China. Allí, como en otros lugares, Cristo vive su pasión. Mientras aumenta el número de cuantos Le acogen como su Señor, por otros Cristo es rechazado, ignorado o perseguido. “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" (Hch 9, 4). La Iglesia en China, sobre todo en este momento, necesita de la oración de la Iglesia universal. Invito, en primer lugar, a todos los católicos chinos a seguir y a intensificar su propia oración, sobre todo a María, Virgen fuerte. Pero también para todos los católicos del mundo rezar por la Iglesia que está en China debe ser un compromiso: esos fieles tienen derecho a nuestra oración, tienen necesidad de nuestra oración.
Sabemos por los Hechos de los Apóstoles que, cuando Pedro estaba en la cárcel, todos rezaron con fuerza y obtuvieron que un ángel lo liberase. También nosotros hacemos lo mismo: rezamos intensamente, todos juntos, por esta Iglesia, confiando en que, con la oración, podemos hacer algo muy real por ella.
Los católicos chinos, como han dicho muchas veces, quieren la unidad con la Iglesia universal, con el Pastor supremo, con el Sucesor de Pedro. Con la oración podemos obtener para la Iglesia en China que sea una, santa y católica, fiel y firme en la doctrina y en la disciplina eclesial. Esta merece todo nuestro afecto.
Sabemos que entre nuestros hermanos obispos hay algunos que sufren y están bajo presión en el ejercicio de su ministerio episcopal. A ellos, a los sacerdotes y a todos los católicos que encuentran dificultades en la libre profesión de fe expresamos nuestra cercanía. Con nuestra oración podemos ayudarles a encontrar el camino para mantener viva la fe, fuerte la esperanza, ardiente la caridad hacia todos e íntegra la eclesiología que hemos heredado del Señor y de los Apóstoles y que se nos ha transmitido con fidelidad hasta nuestros días. Con la oración podemos obtener que su deseo de estar en la Iglesia una y universal supere la tentación de un camino independiente de Pedro. La oración puede obtener, para ellos y para nosotros, la alegría y la fuerza de anunciar y de dar testimonio, con toda franqueza y sin impedimento, a Jesucristo crucificado y resucitado, el Hombre nuevo, vencedor del pecado y de la muerte.
Con todos vosotros pido a María que interceda para que cada uno de nosotros se conforme cada vez más estrechamente a Cristo y se done con generosidad siempre nueva a los hermanos. A María pido que ilumine a cuantos están en la duda, que llame a los extraviados, que consuele a los afligidos, que refuerce a cuantos son atrapados por los cantos de sirena del oportunismo. Virgen María, auxilio de los cristianos, Nuestra Señora de Sheshan, ¡ruega por nosotros!
Un llamado a todos nosotros para hacer oración de intercesión... hoy... como ayer Abraham por su pueblo.
Parece que el discurso sobre la oración de Abraham no fue tan corto, ese fragmento son solo las palabras finales en español . La version completa (traducida) , también en Zenit:
http://www.zenit.org/article-39312?l=spanish
Gracias Hernán por el aporte. Cuando lo subí, Zenit no lo había publicado y copié lo que ponía el VIS. (Quejarse aquí del ineficiente servicio ofical del Vaticano no tiene sentido: ¡Gracias a Dios que existe Zenit). Lo subo inmediatamente.