Hace unos treinta años tuve una experiencia muy fea. Habíamos salido de día de campo con unos amigos y nuestro Asesor de Acción Católica, Mons. Bidal. Dos o tres nos metimos en el monte a pasear. Nos separamos y... me perdí. El monte entrerriano es un bosque de árboles de leña dura y tallos espinosos, muy enmarañado. Yo pensé que no era difícil orientarse (a los catorce años todos pensamos que lo sabemos todo en la vida). Después de caminar un rato... me di cuenta que a ese árbol en particular ya lo había visto antes. Estaba dando vueltas en círculos. Para colmo de males, el cielo estaba nublado y no podía ubicarme por el sol. Traté de no asustarme. Y, por supuesto, no grité, no sea que el resto se de cuenta y después venga lo peor: las bromas de los amigos.
Luego de un rato, encontré el alambrado que lo circundaba. A la alegría le sucedió la duda: ¿tomo hacia la izquierda o a la derecha? La decisión no era menor: por uno u otro lado llegaría a algún lado... pero yo quería llegar pronto a donde estaba el resto. Con lo poquito que me quedaba de orientación me decidí. Elegí bien, pero todos me miraron cuando llegué por el lado opuesto al que había partido al comienzo. ¿Te perdiste? ¡¡¡No!!! ¡Yo estoy acostumbrado a andar en el monte! ¡Estaba paseando nomás!
Cuando uno ve las noticias de estos días, teme que el gobierno y el campo estén como yo hace treinta años: perdidos en el monte de la realidad social.
El gobierno porque no quiere o no sabe como solucionar un problema que lo ha desgastado de sobremanera.
El campo porque no sabe como salir de un paro que se les está yendo de las manos.
¿Te perdiste? ¡¡¡No!!! ¡Yo estoy acostumbrado a andar en el monte!
No te puedo creer...yo me crié en el monte y nunca me perdí. Aún siendo hija era el pioncito de campo. Y tanto me habían asustado con los perdidos en el campo que creo fue lo que me salvó, aunque ahora digan que soy desorientada y es verdad.
¡¡¡¡Me encantó la comparación!!!! Qué verdad tan verdadera....que pena mi Argentina...¡¡hermoso regalo de nuestro Creador!! Y no tomamos conciencia del despilfarro de la gracia de Dios que estamos haciendo. Quiera dios que las generaciones futuras sean mas inteligentes y menos avarientas. Amén