Hoy ha sido un día marcado por estos compartires. Y es tan importante hacerlo. Fueron dos momentos muy lindos, para mí como sacerdote, que viví en esta jornada.
Por una parte la ayuda al discernimiento espiritual de una persona. Por otro el compartir y discernir en comunidad con un grupo.
Y me hizo pensar lo importante que es esta experiencia para crecer en la fe.
Transitamos en un mundo que vive demasiado hacia afuera… lo material le da sentido a todo el caminar… a todas las decisiones. Y parece que es el único criterio importante: que cosas pude comprar, consumir, alardear… cosas… dinero… cosas que consigue el dinero.
Una lógica en la cual estamos inmersos. Y que no podemos eludir porque de carne somos y lo material es parte normal de nuestra existencia.
Pero hay una parte nuestra, la más profunda… la más importante… que va más allá de lo material. Le solemos decir alma. Con ella pensamos y amamos. Desde ella somos libres… libremente humanos.
Es el alma el ámbito dónde lo más humano florece. Y es en el alma donde el Autor del hombre sale a nuestro encuentro. Es en el alma donde el Espíritu Santo hace su obra de amor.
El corazón tiene razones que la razón ignora.
Blas Pascal
Por eso es tan importante prestar atención a las cuestiones espirituales, a las vivencias espirituales que tenemos.
Y, también, es muy importante poder compartirlas… porque en el compartir está también nuestro crecimiento espiritual… y el de los otros.
Claro que con “pudor”. Es decir, un compartir que no hacemos con cualquier persona o en cualquier grupo. Un compartir que espera corazones que tengan un mínimo de empatía, de ponerse en nuestro lugar. Porque si regamos nuestras experiencias en cualquier sitio… las vaciamos… nos vaciamos por la indiferencia del otro… y dejan de tener sentido.
Si. Hoy ha sido un día en que han hecho crecer la experiencia espiritual compartida de varias personas que han pasado junto a mí. Alabado sea el Autor de esas experiencias que le hicieron bien es estas personas. Bendecidas sean estas personas que no tuvieron pudor y nos enriquecieron.