¡La voz de mi amado!
Ahí viene, saltando por las montañas, brincando por las colinas.
Mi amado es como una gacela, como un ciervo joven.
Ahí está: se detiene detrás de nuestro muro;
mira por la ventana, espía por el enrejado.
Habla mi amado, y me dice:

«¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía!
Porque ya pasó el invierno, cesaron y se fueron las lluvias.
Aparecieron las flores sobre la tierra,
llegó el tiempo de las canciones,
y se oye en nuestra tierra el arrullo de la tórtola.
La higuera dio sus primeros frutos
y las viñas en flor exhalan su perfume.
¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía!
Paloma mía,
que anidas en las grietas de las rocas,
en lugares escarpados,
muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz;
porque tu voz es suave y es hermoso tu semblante».

Cacen a los zorros,
a esos zorros pequeños que arrasan las viñas,
¡y nuestras viñas están en flor!

¡Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado,
que apacienta su rebaño entre los lirios!

Antes que sople la brisa y huyan las sombras
¡vuelve, amado mío,
como una gacela,
o como un ciervo joven,
por las montañas de Beter!

Pertenece al Cantar de los cantares (2,8-17). Tal vez es buen tiempo para releer este precioso libro del Antiguo Testamento. El canto de amor de una pareja de novios. También, un poema que expresa el enamoramiento de Dios y su pueblo. Los grandes maestros de la vida espiritual también vieron en él un relato de las bodas místicas del alma con el Eterno.

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2 Comments

  1. ¡¡ HERMOSO !! Si lo leo pensando en mi amado en esta tierra el corazón vibra de una manera , pero por lo general ese poema lo leo con los sentidos del alma y puedo contemplar esas bodas eternas con mi Amado Señor, es una experiencia que te inunda de luz, paz, amor, es vivir el cielo acá, al menos en mi interior.
    Por eso para sentirlo no es necesario que sea primavera , porque Dios es una eterna primavera. Gracias Padre por deleitar nuestra alma con estas cosas bellas que vienen de Dios.