Al final de los tiempos deberemos presentarnos frente a Dios. Todos. Y en ese momento los argumentos y las excusas no valdrán nada. Sólo tendremos en nuestras manos las obras que hicimos cada día de nuestras vidas.
Hay quienes entrarán al Reino de los Cielos. Otros se quedarán afuera.
Y algunos otros... bueno... sobre esos otros medito en este video:
No te quedés afuera.