Casi, casi recién llegado… un poco cansado pero con el corazón pleno y contento. Muy contento. ¿De qué se trató el asunto? Es el retiro anual en el cual, algunos de los miembros de la Comunidad de Convivencia con Dios, hacen anualmente para realizar por primera vez o renovar sus votos privados dentro de esta “nueva forma de vida evangélica”.

Yo ingresé en septiembre del año pasado a la Comunidad. Pertenezco a la misma en calidad de asesor, dentro de la categoría de lo que se llama “servidor”. Como tal, sin dejar de ser y actuar como sacerdote diocesano, me comprometí a crecer espiritualmente y participar de las distintas actividades que se realizan, ya sea para mi madurez personal como las actividades evangelizadoras (Convivencias). Varias de estas se las he contado aquí.

El retiro del cual participé es para Dedicados, "grupo" al cual no pertenezco ya que no he hecho, por ahora, ninguno de los seis votos privados que ofrece la Comunidad que hagamos para crecer en la vida personal de unión con Dios. Tampoco había pensado hacer uno en concreto en el tiempo inmediato (aunque... bueno... hay que rezarlo y madurar la cuestión). Participé porque fui especialmente invitado a hacerlo y porque me convenía, por mis actividades parroquiales, hacerlo en este fin de semana concreto. Mi intención era crecer espiritualmente, como es la intención de quién participa de cualquier retiro. Quince días antes me pidieron si podía celebrar las Misas y predicar en las mismas. Acepté de inmediato ya que es algo natural de mi ministerio sacerdotal. El martes pasado me preguntaron si podía sumarme como asesor al equipo que coordinaba el retiro. Ya sabía que las cosas “se complicaban” pero lo acepté con gozo porque cada vez que voy de asesor a algo de Convivencias vengo doblemente bendecido. Así que allí estábamos: yo "servidor", casi de colado, en medio de un retiro para "dedicados" animado por un equipo de "familiares" (que son quienes tienen un nivel de compromiso con Dios en la comunidad aún mayor).

Rescato varias cosas muy buenas de este fin de semana. Primero y fundamental, mi ministerio sacerdotal que lo hice a través de los sacramentos de la Eucaristía y la Confesión. En verdad me gozo cuando puedo servir en esto.

Lo segundo es el clima espiritual que vivimos. Quienes participan tienen un camino de vida no sólo dentro de la Iglesia sino, sobre todo, en su relación de intimidad con Dios. Y eso se nota tanto en las celebraciones como en las charlas casuales de pasillo o de mesa. La sola presencia del hermano te edifica en la fe. Y éramos cerca de 90… así que RE-edificados salimos.

Lo tercero fue el compartir con el equipo. Lo cual significa palpar más de adentro todo lo que significa esta vida comunitaria, ya sea en la profundidad de sus opciones como en las cuestiones prácticas que tienen ir dando para terminar de organizarse y ser reconocidas oficialmente por el Vaticano.

Lo más importante, personalmente, para el final. Mi participación en las distintas actividades de la Comunidad de Convivencia con Dios ha sido siempre la de vivirlas como discípulo. Y esta no ha sido la excepción. Al contrario. Me gozo de aprender de mis hermanos mayores en la fe como profundizar el encuentro con Dios. Aprenderlo no con charlas teológicas sino desde la sabiduría, es decir, desde la experiencia de vida espiritual práctica y concreta que cada uno de ellos tiene. Al compartir esos testimonios me doy cuenta de lo poco que he vivido y lo mucho que debo progresar todavía. Me doy cuenta de lo principiante que es este sacerdote. Cuando digo “hermanos mayores” estoy hablando de laicos. Y, también, estoy hablando de gente que tiene varios años menos que yo (no todos, pero si muchos). Por lo cual es testimonio de vida en el Espíritu que a uno le llena el espíritu y lo anima a vivir en más fidelidad a Jesús. Pido al Señor tener esa humildad del discípulo para seguir enriqueciéndome con sus vivencias espirituales.

Hoy, al final de la Misa, la inmensa mayoría de los presentes (yo y algunos pocos no) hicieron o renovaron sus votos privados. Varios viajaron seis u ocho horas para hacerlo. Y se hizo luego de un Retiro que ayudó muchísimo a comprender más, a madurar más, el sentido espiritual, místico, que tiene para la propia vida y para la Iglesia ese acontecimiento. Hoy no solamente se enriquecieron espiritualmente mis hermanos sino que yo salí también más enriquecido. También ustedes. Es lo que se conoce como Comunión de los Santos…

La foto no es de este retiro porque no llevé mi cámara porque no tenía pilas y la batería ya está agotada. Así que no tengo ninguna. Seguro que ya la van a comenzar a compartir a través del Face. Allí estoy yo concelebrando con el padre Alberto, el fundador de las Convivencias con Dios. Es de este verano durante la Convivencia con el Espíritu, de la cual ya les conté aquí. La pongo porque habla de lo más importante que se vive en las Convivencias: la Comunión con el Dios Vivo y cercano.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

6 Comments

  1. Fabián, estoy feliz, por vos y por mi, pero mas por Aquel que es el Dueño de la Felicidad.

  2. Que lindo saber de vos Padre!!! hermanos de esta frater han ido y no pude aún charlas para que me compartan su experiencia...coincido plenamente con vos a cerca de todo lo que uno crece en este camino recorrido en esta bella y gran CcC...no me canso de agradecer a Papá Dios este gran regalo que me hizo, el de poder conocerlos y crecer gracias a su servicio, a su entrega, a su inmenso amor a Dios a través del servicio...Bendiciones!!!!!

  3. Padre me alegro por Ud., por su experiencia. Yo es la primera vez que le escribo hace meses recibo sus correos y lo escucho cuando se puede. Yo no entro al Facebook no me gusta mucho es medio una feria turca pero si Ud. está lo intentare. Me encanta su sencillez. Le cuento yo trabajo un poco en mi parroquia aunque se que me falta mucho para ser una muy buena cristiana. Me gustaría ahondar en todo lo que sea espiritualidad por me atrajo lo de Comunidad de Convivencia con Dios, un laico puede pertenecer a ella y como. Le envio un gran abrazo fraterno que Dios lo siga bendiciendo en su camino y muchas gracias.

    1. María Cristina me imagino que el P. Fabián ya te habrá contestado por privado. Sólo te pregunto de donde sos, para saber como comunicarnos y ayudarte a conocer mas sobre las convivencias con Dios. Bendiciones