Esa es la gran disyuntiva frente a la cual nos encontramos. Se puede abrir frente a nosotros el abismo de la nada... entonces una tumba solitaria, unas flores secas y unos recuerdos que desaparecen comidos por el tiempo.

O tenemos una gran experiencia del Abismal Amor Infinito que nos inunda y colma de sentido. Entonces la tumba es un paso transitorio. Un simple proceso de parto para que lo definitivo y pleno se manifieste.

Tenemos una buena noticia: hay una tumba vacía. Hay un futuro prometido. Nuestra esperanza no es vana. La Semana Santa pone en este acontecimiento, único en la historia, nuestra mirada. ¡Celebremos la vida!!!

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