Esta serie se las debía a los asadores. La ocasión fue la celebración de los 90 años de Mons. Cecilio Paúl. El almuerzo consistía en un buen asado. He aquí a los cuatro responsables de la carne sobre las brasas.
Más de cerca... los asadores en compás de espera:
Un buen fuego y dos grandes parrillas:
El chorizo y la carne. A esta se la somete a un proceso de adquisición de sabores previos que se denomina "adobe". Se utiliza para ello sal y diversas hierbas aromáticas. Se suele hacer varias horas antes (la noche previa por lo general). Por eso se encuentra en esas vasijas de acero envuelta en plástico.
El destino del chirizito es seguro: fuego... parrilla... boca de comensal.
Una vez logradas las brasas se las desparraman y se coloca sobre ellas las parrillas para dar inicio al proceso de asado de la carne.
El proceso comenzó. Tiempo y paciencia se vienen. También arrimarles las brasas para que el calor sea constante: ni mucho para que no se queme (arrebate) ni pocas para que el proceso sea demasiado largo. En esto se juega la pericia del asador... y su fama.
Otro detalle del inicio:
Siempre aparece alguien para las fotos. Suelen rondar y se las sacan para decir que trabajaron. ¿Difamación? Pues... sencillo. Noten que tiene un chaleco y que los asadores están solamente en mangas de camisa. (Cacho... ¡igual te queremos mucho!)
Noten, debajo de la parrilla, como los chorizos tienen menos brasas que la carne. El tiempo de cocción es distinto y el asador debe manejarlos con suma sabiduría.
Ya la cosa va tomando color:
El producto a punto de servirse. La que nos espera en la mesa.
Y el motivante del asado, los 90 años de Mons. Cecilio Paúl, con cara de circunstancia. Como ven... está re-chocho:
Un homenaje a todos los que asaron. También a todos los que trabajaron lejos de la parrilla pero haciendo que la alegría del encuentro sea una verdadera fiesta. Muchas gracias por todo lo que dan en silencio y desinteresadamente.