El discípulo no tiene solucionadas de manera mágica las "cosas cotidianas". Se sabe amado por Dios y por esto es feliz; espera por la promesa de la Vida Eterna y por eso camina. Pero en lo cotidiano debe luchar igual que cualquier "hijo de vecina". La enseñanza del Padre Nuestro es pedir el pan... de cada día.
La presencia del Señor resucitado en nuestra vida no es para la comodidad o el aburguesamiento. Se presencia debe ser un acicate para que mi vida sea la de aquel que espera en la resurrección pero comparte también los dolores de parto de la gestación del Reino.
Los discípulos, porque tenían el hambre del camino arrancaron espigas (Mt 12,1). Trabajaron ellos sin esperar un milagro de multiplicación de panes. Y el señor Jesús los aprobó.
Padre Fabian, espero que se encuentre gozando de sulud para que pueda seguir orientandonos en nuestro caminar. Padre yo creo que no existen cosas cotidianas ya q todas tiene el toque divino de nuestro padre.