El Papa visitó su tierra natal: Alemania. Allí muchos recuerdos de su vida le salieron a su encuentro. No sólo ver la casa donde dio sus primeros pasos. También pronunciar un discurso en la universidad en la cual dio cátedra. Una parte de ese discurso ha levantado muchísima polvareda en el mundo musulmán. Los invito a que situemos sus palabras en el contexto en el cual las dijo. Benedicto XVI se refirió a la relación entre fe y razón y, sobre todo, entre la fe y la violencia. Para esto reflexiona sobre el encuentro del mundo griego con el Antiguo Testamento y con el Cristianismo y concluye con los tres intentos de deshelenización que se han hecho en los últimos cuatrocientos años.
Como un punto de partida, el Papa cita una obra literaria en la cual el docto emperador bizantino Manuel II Paleólogo, tal vez durante el invierno del 1391 en Ankara, mantuvo un dialogo con un persa culto sobre el cristianismo y el Islam, y la verdad de ambos. Escuchemos lo que dijo sobre esto Benedicto XVI a los profesores y alumnos universitarios:
“En el séptimo coloquio …, el emperador toca el tema de la «yihad» (guerra santa). Seguramente el emperador sabía que en la sura 2, 256 está escrito: «Ninguna constricción en las cosas de la fe». Es una de las suras del periodo inicial en el que Mahoma mismo aún no tenía poder y estaba amenazado. Pero, naturalmente, el emperador conocía también las disposiciones, desarrolladas sucesivamente y fijadas en el Corán, acerca de la guerra santa. Sin detenerse en los particulares, como la diferencia de trato entre los que poseen el «Libro» y los «incrédulos», de manera sorprendentemente brusca se dirige a su interlocutor simplemente con la pregunta central sobre la relación entre religión y violencia, en general, diciendo: «Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba». El emperador explica así minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo irracional. La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma. «Dios no goza con la sangre; no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo. Por lo tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, y no recurrir a la violencia ni a las amenazas… Para convencer a un alma razonable no hay que recurrir a los músculos ni a instrumentos para golpear ni de ningún otro medio con el que se pueda amenazar a una persona de muerte…».”
La intención del Papa, aclarada en dos oportunidades por el Vaticano, no es la de ofender a los musulmanes sino “un claro y radical rechazo de la motivación religiosa de la violencia, independientemente de donde proceda” (Card. Bertone). Y esto incluye, también, a la fundamentación que algunos cristianos hacen desde su fe para combatir el terrorismo internacional.
Ante todo esto, y para evitar confusiones, es bueno recordar la apreciación que la Iglesia tiene del mundo musulmán. La podemos encontrar en el Concilio Vaticano Segundo, en la Declaración Nostra Aetate :
«La Iglesia mira con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por ello, aprecian además el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por tanto, aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las limosnas y el ayuno» .(n. 3)
El tiempo dirá si las palabras de Benedicto fueron acertadas.
Voy a tener muy presente al Santo Padre y a la Iglecia toda, en especial China. MI LIBERTAD ES LA DE ELEGIR ,A LA IGLECIA Y A SUS ENSEÑANZA. roguemos por que del rebaño de Jesús no se pierda ninguno de nosotros.
► LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS:
Jesús nos interpela diciéndonos ¿cómo no interpretan pues este tiempo? (Mt 12, 54 - 59). La encíclica Gadium et Spes nos enseña que "los signos de los tiempos" es la llamada a vivr el tiempo de Dios porque el mesías ha llegado. Desde hace 2015 años, el Reino de Dios, nos invita a la penitencia,a dar fruto para no ser higuera estéril, a "curar en día sábado", a reconocer que el Reino de Dios es como un grano de mostaza, a pasar por la puerta estrecha.
Nosotros,los cristianos católicos estamos llamados a que este Reino de Dios crezca. Una de las acciones correctamente tomadas es denunciar todo aquello que va en contra de su Reino. Es urgente la evangelización de parte de los laicos. No podemos callar y denunciar lo que NO es Dios!.
NO AL TERRORISMO, NO A LA MUERTE. NO A NINGÚN SISTEMA QUE INFRINGA EL MIEDO Y EL ODIO HACIA AQUELLOS QUE SOMOS CRISTIANOS PORQUE SEGUIMOS SU LEY Y LO AMAMOS!.
El profeta anuncia y denuncia. Cristo nos constituyo sacerdotes, profetas y reyes, somos Su pueblo santo, demostrémoslo.