La dimensión social del pecado personal.
David manda hacer un censo para conocer el poder que tiene en sus tropas y habitantes frente a sus enemigos.
Así desconfía de la mano de Dios, que es quién lo protege. Peca así en falta de fe.
El pecado de uno tiene consecuencias para todo el pueblo: es la dimensión social de mis malas obras.
Hoy nos cuesta percibir que los males sociales nacen de pecados personales de los habitantes de un país.
Le echamos la culpa a Dios… al gobierno… o a los otros: ellos son los malos.
Pero mis pecados también son los que generan la maldad social.
Como David, debemos tomar conciencia de esto y pedirle perdón a Dios.
“He pecado gravemente al obrar así. Dígnate ahora, Señor, borrar la falta de tu servidor, porque me he comportado como un necio.”
Una reflexión del texto: 2 Samuel (24,10)
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