Limpiando el archivo de mi computadora me encontré con este texto que eran los ideales que querían vivir los jóvenes del Grupo Misionero "Shekinah" de Feliciano. Se los comparto, porque sé que algunos de ellos leen mi blog.

 

Nuestro Dios es un Dios que se mete en la historia y quiere hacerse encontradizo para el hombre. Cuando junto a Moisés caminaba por el desierto rumbo a la Tierra Prometida, este levantaba el Tabernáculo o Tienda del Encuentro, símbolo de la presencia de Dios en medio de su pueblo (Ex 25,8; 29,45; 40,34.35) y ámbito donde manifestaba sensiblemente su gloria: la "shekinah" (Ex 24,16; 40,32; Lev 16,2; Num 9,15-23; 1 Re 8,10-13).
El Evangelio de San Juan nos anuncia que "la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" (1,14). Este "habitó" significa literalmente que plantó su tienda entre nosotros y hace referencia precisamente a la shekinah del desierto. Así Jesús de Nazaret es el único ámbito en el cual podemos descubrir el rostro verdadero de Dios, porque es el Emanuel, Dios con nosotros.

Como grupo misionero queremos ser el Cuerpo Místico de Cristo en el cual los hombres puedan encontrar a Dios presente hoy en su historia. Así es que nos llamamos "Shekinah".

Pañuelo amarillo

"Demos gracias a Dios, que siempre nos hace triunfar en Cristo, y por intermedio nuestro propaga en todas partes la fragancia de su conocimiento. Porque nosotros somos la fragancia de Cristo al servicio de Dios, tanto entre los que se salvan como entre los que se pierden: para estos, aroma de muerte, que conduce a la muerte; para aquellos, aroma de vida, que conduce a la Vida. ¿Y quién es capaz de cumplir semejante tarea? Pero nosotros no somos como muchos que trafican con la Palabra de Dios, sino que hablamos con sinceridad en nombre de Cristo, como enviados de Dios y en presencia del mismo Dios" (2 Cor 2,14-17).

Como Grupo Misionero queremos ser la "fragancia de Cristo al servicio de Dios". Lo hacemos a través de las misiones que hacemos como grupo. Pero también esparciendo el suave aroma de la Vida con nuestras acciones de cada día. Y como el perfume penetra y sanea el ambiente, así queremos que en nuestra familia, en nuestro trabajo, en nuestra comunidad, Cristo esté presente y sea el cimiento para la construcción de la Civilización del Amor.

Cuando uno piensa en aromas, piensa en flores. Y en nuestro Feliciano la mayoría de las flores autóctonas son amarillas. Por esto queremos que el color que identifique nuestro pañuelo misionero, que recuerda nuestro compromiso, sea amarillo.

El símbolo

Los símbolos resumen todo lo que quiere ser nuestra espiritualidad misionera. La paloma representa al Espíritu Santo, aquel que impulsa y guía toda auténtica misión. Es El, Dios Espíritu Santo, quien nos apremia a predicar la "locura de la cruz" (1 Cor 1,17-25) al mundo dividido por el pecado. Y creemos que cuando el mundo beba del amor derramado en la cruz (Jn 19,34) y se deje guiar en toda su vida por El, entonces, y sólo entonces, será más libre, más justo y más fraterno: será una verdadera civilización del amor.

Carta magna

Queremos vivir en el amor siguiendo las enseñanzas de jesús. Encontramos un resumen de este Ideal de perfección en el capítulo 12 de la Carta de San Pablo a los Romanos.

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One Comment

  1. Buenísimo Padre y eras nuevitito para guiar ese grupo. Muy profundo. Dios quiera a muchos de esos chicos les siga interesando esparcir el aroma de Cristo.