Un racimo de flores de paraíso. Sencillas. Parte del paisaje. No las vemos de manera individual, pero cuando nos acercamos sentimos su aroma primaveral. Luego… al alejarnos… simplemente fueron.
![](https://lh3.googleusercontent.com/-Wu8F8B7I-2M/Vil2O9XYt8I/AAAAAAAAGj0/F4ivCegjxtw/s640-Ic42/paraiso.jpg)
La distancia hace borrosa a la cosa. No desaparecieron, pero se integraron a la normalidad del mundo circundante. Un color más… un aroma más… simplemente… ¡están!!!
Una maravillosa parábola de nuestra existencia humana. Estamos… nos perciben los cercanos… percibimos a los cercanos… a veces nos hacemos visibles un instante para todos… luego… simplemente ¡estamos!!!
Nadie nos ve. No. Hay Alguien que nos ve siempre y para quién no somos parte del paisaje. Alguien que nos amó con amor eterno, nos llamó a la existencia, nos conserva vivos y nos espera en su Casa al final de los días.