En la Parroquia estamos terminando de responder, con un grupo de laicos, la Consulta que el Papa envió a la Iglesia para preparar el próximo Sínodo de Obispos. Ha sido un lindo baño de realidad para mirar la actual situación de la familia en nuestra comunidad. No es que no conozcamos tal situación, pero al pensar el tema como un todo nos caen las fichas todas juntas.
En ese marco me encontré hoy con una nota de Evangelina Himitian en La Nación. El título ya de por sí es sugestivo: “Nuevas familias: sólo el 37% responde al formato tradicional”. Los invito a que lo lean completo. Pero, como adelanto, les comparto este trozo:
“La familia sigue siendo el modelo elegido por los argentinos. Ocho de cada diez hogares están habitados por familias en sus distintos formatos y versiones. Sin embargo, según datos de los últimos censos, los que responden al modelo de padre-madre-hijos pasaron de 65% a 37% en apenas una década. En contrapartida, los hogares monoparentales pasaron de 15% a 17%. Y los hogares extendidos y compuestos pasaron a ser casi el 20% del total.
Los hogares de personas que viven solas crecieron del 15 al 18% y se redujo el número de hogares multipersonales no familiares. Que son, por ejemplo, amigos que viven juntos. Hoy son sólo el 1 por ciento.
Las familias con parejas del mismo sexo representan el 0,2% del total de los hogares y aquellas parejas de ese tipo en las que hay hijos, el 0,04%.
A nivel general, la tendencia es a tener menos hijos. En los últimos años, creció el número de hogares que tienen uno, dos o tres miembros y se redujeron los que tienen cuatro o más habitantes. Para darse una idea, hoy, sólo en el 6% de los hogares vive una pareja con tres hijos.”
Analiza los temas del aumento de divorcios y el acceso de la mujer al trabajo como signos que transformaron en esta década la dinámica familiar. Pero eso lo pueden directamente leer en el original si les interesa.
En todo esto podemos pensar que se trata de un avance de la secularización, fruto de la sombra del Anticristo que avanza sobre nuestra cultura para devorarla. Nunca me gustó esta manera de ver las cosas, porque es echar sobre fantasmas las propias culpas.
Creo que el gran problema es la mala evangelización que estamos realizando. Falla la presentación del matrimonio como algo atrayente que gane el corazón y haga surgir el deseo de la perdurabilidad. A la búsqueda de la respuesta que no tenemos se le dice Nueva Evangelización. Y ese es el desafío en el cual se ha metido la Iglesia en Latinoamérica y, también, a lo que nos ha invitado el Papa Francisco con su exhortación Evangelii gaudium. En el encuentro de nuevos caminos se quiere embarcar la iglesia: no para contrarrestar a nadie sino, simplemente, para compartir la Buena Noticia de Jesús que tiene entre manos.
Este es otro ejemplo de eso que el Papa, en su carta apostolica habla, de una parte de la Iglesia que gasto sus energías en formar una empresa burocrática, un elitismo mentiroso que solo hace verse a ellos mismos y no ven el mensaje del evangelio ni al pueblo que lo necesita. También hace un tiempo hablo de curar heridas no hacer "analisis" de laboratorio... creo que los matrimonios y los agentes pastorales familiares tienen que ser reflejos del amor de Cristo... irradiar su amor, no detenernos en juzgar, criticar, delinear la moral de quienes quieren hacer un proceso humano y espiritual integro.... saludos
Toda la razßon!