Porque hay que recomenzar… y para eso debo hacer algunas pruebas. Es que uno se va oxidando y se olvida del funcionamiento…

Creo que es la tercera o cuarta vez que vuelvo al blog. Fue mi pasión comunicativa por más de 10 años. Luego otras maneras de compartir mis experiencias le fueron ganando terreno… hasta que quedó medio abandonado… más bien, ABANDONADO DEL TODO.

Pero la Providencia me recordó que existe. En estos días hicieron cambios en el hosting (el lugarcito de la web dónde está alojado) y las cosas no les salió del todo bien. Este sitio y mi web estaban caídos. Gracias a Dios lo solucionaron en el día. Mientras este servidor también toqueteaba por su parte poniendo y sacando cosas. No sé si lo arreglaron ellos o yo metí mano en mi blog y encontré lo que producía conflicto…

Eso me hizo pensar que lo tenía abandonado y era un excelente medio para compartir mis pensamientos, mis cotidianeidades (que no tenía más pretensión de eso). Y lo recibí como un llamado del Señor para ponerlo en marcha de nuevo.

Ya veremos cómo camina. Y el contenido que se inspira. Por lo pronto, la primera entrada.

La acompaño con una foto del año pasado de la fiesta de San Miguel Arcángel, que es la parroquia en la cual estoy residiendo. Este viernes estamos de fiesta patronal y me pareció interesante compartir una fotito.

De paso, le pido a San Miguel que blanda la espada y me de algún porrazo si la flojera me tienta y dejo de escribir. Así que aquí estamos, recomenzando como para festejar los 20 años del blog con los dedos en el teclado y el corazón abierto para compartir las experiencias personales de la fe. Oren por mí para que persevere… y para que San Miguel me pegue un sablazo si me amodorro.

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