Unas preguntas que Mons. Martín de Elizalde, obispo de Nueve de Julio, dijera en su homilía este Domingo de Ramos:

¿Porqué somos tantos hoy aquí en este templo, y en los demás días de la Semana pascual, que son tan significativos como este, no nos reunimos con la misma fidelidad, con el mismo entusiasmo?¿Acaso apreciamos más la ramita de árbol que nos llevamos que la comunión al Cuerpo de Cristo, recordada el Jueves Santo, la adoración de la cruz y el relato evangélico de la Pasión, el Viernes, la manifestación por el fuego, la luz y el agua, de los signos sacramentales que nos dan la vida, en la Vigilia pascual? María Santísima, que guardaba en su corazón virginal las palabras y los acontecimientos de la vida de su Hijo, que fue tal vez la única capaz de comprender el significado cabal de la entrada en Jerusalén del Mesías, nos ayude a vivir con profundidad los misterios de estos días, y despierte a nuestras almas para que seamos constantes en la escucha del Verbo y en la aplicación de sus enseñanzas, especialmente en estos días santos de la Pascua.

Para meditarlo cuando organicemos las actividades de este "fin de semana largo".

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