Concluimos este viernes las primeras siete semanas del Camino Parroquial de Nueva Evangelización. La cara de los participantes creo que es el mejor comentario de cómo terminamos esta Experiencia.
El año pasado, como les comenté al relatarles la Asamblea Pastoral Parroquial, presenté la sugerencia de iniciar en la parroquia este camino (para aquellos que quieren saber sobre su fundamentación, la pueden bajar desde este link). Los rostros de los presentes… era de bastante extrañeza porque se notaba que no se entendía bien de que se trataba. Luego volví a presentar a fin de año la propuesta al Consejo Pastoral… con las mismas caras. Se llevaron el texto con intención de leerlo, comentarlo con sus grupos y traer propuestas para organizar el año en la primera reunión de febrero.
En esa reunión pasó lo que habíamos previsto con el Padre Ignacio… no lo habían trabajado. Pero nosotros ya teníamos organizada la próxima reunión a mediados de febrero. Allí se entendió más o menos las cosas y se planificó lo que se realizará en los meses de junio y septiembre. Y me dieron vía libre para organizar la primera Experiencia de Kerygma y Vida. Les dije que debíamos trabajar en el método así que la idea era que participaran 8 ó 10 personas… es decir, de entrecasa, como prueba piloto. Lo vieron bien y se comprometieron a invitar entre la gente “de siempre”.
Los primeros pasos
A principios de marzo, luego de que en la oración viera claro quiénes serían, convoqué al equipo: Stella, Analía y Silvia, la guitarrera. Los cuatro estábamos asustados por lo que teníamos que hacer. Las chicas porque no entendían muy bien de qué se trataba y yo porque sabía que me metía en el berenjenal de armar las carpetas para cada día. En las dos primeras reuniones hablamos en general sobre el contenido y les pasé unas hojitas de una carilla con la puntuación de los temas. Las chicas al ver esa hojita… no entendían demasiado y se asustaron un tanto… aunque no me lo dijeron.
Después escribí el contenido del primer encuentro y se los presenté. Se calmaron un tanto ya que allí estaba todo lo que debíamos hacer, decir, cantar y rezar. Eso sí, nos llevó tres reuniones preparar ese primera Experiencia.
De manera paralela comenzamos a invitar a la gente. Un esposo se sumaba… cuatro catequistas eran de la partida… otra del coro también… yo invité a tres… listo… ya tenemos los diez primeros como para hacer la prueba piloto. De las tres que invité yo vino solamente una. Pero los últimos días se sumó gente motu proprio… lo cual hizo un total de 17 participantes. De ellas 15 participaron casi de manera plena. Un grupo interesante que sería nuestro “conejillos de indias espiritual”.
La marcha del acontecimiento
Y se largó nomás. El viernes de la octava pascual. Una de las del equipo (no digo su nombre, que lo diga ella) no durmió en la noche previa. Pero al comenzar, con la oración inicial se le fue todo el susto. En realidad a los otros tres del equipo también en ese momento se nos fueron los sustos y nos pusimos en las manos de Dios para que Él haga lo que quiera y de la manera que quiera.
Y así fueron transcurriendo las semanas. Los lunes me encerraba a escribir el encuentro del viernes (durante la semana algo lo trabajaba, pero ese día era el determinante). A la noche reunión de equipo para estudiarlo, dividirnos las partes, elegir las canciones apropiadas (de las cuales varias Silvia tenía que aprenderse durante la semana). Y el viernes dejar que Dios obre.
No recuerdo si fue para el tercer o cuarto encuentro, durante esa semana tuvimos una sarandeada bastante brava: enfermedades de familiares, muerte de una abuelita y yo bastante turbado espiritualmente. Todo un signo de que las cosas marchaban bien, aunque a algunos les parezca raro este comentario.
Una de las del equipo (no digo su nombre, que lo diga ella) aceptó en un comienzo porque solamente proclamaría la Palabra de Dios. El primer día… no solamente hacía las proclamaciones sino que se animó a intervenciones. El día sexto y séptimo Stella tenía un retiro espiritual y no podía estar. Lo que no estaba previsto es que se lo adelantaron una semana y perdimos su presencia el día quinto, el de la efusión del Espíritu Santo. Fue una gracia que en ese momento ella estaba en una Misa en la cual, los presentes y 12 sacerdotes que concelebraban, se unieron a lo que estábamos haciendo nosotros: 400 kilómetros de distancia… pero es la misma Iglesia y el Santo Espíritu Santo se las arregla para estar en todos lados y con todas las personas.
Durante el momento de la efusión, luego de las oraciones invocando la venida, estaba previsto que yo imponía las manos, una del equipo cuyo nombre no voy a decir oraría y Silvia cantaría. Esta del equipo era la que solamente quería leer la Palabra. Pues bien… se oró todo… Silvia se quedó con cuatro canciones impresas en el cancionero… ¡Las cosas que hace Dios cuando somos dóciles a su voluntad!
La escritura de los dos últimos encuentros se me complicó un tanto. Así que la reunión de los lunes las pasamos a los martes. Pero todo salió redondo. La carpeta está y ahora tenemos que mejorarla.
Cuando terminaba de escribir cada encuentro me sorprendía de su contenido, porque me daba cuenta de que era el fruto de mis 19 años de sacerdocio. Allí están las predicaciones de las misiones de verano en el agreste monte de Feliciano… la estructura básica de un seminario de vida “avanzado” que hice para los servidores de la Parroquia Santa Rafaela (luego allí hicimos dos para la gente, pero con el contenido propio de los carismáticos)… las meditaciones sobre la Iglesia de mis clases de teología pastoral… la participación protagonista y activa de los laicos que me enseñara la Acción Católica de mis años mozos y el Área Jóven que me tocó asesorar en los últimos años… la valoración de los elementos propios de la religiosidad popular que me enseñó San Cayetano… y, para darle forma y como método, todo lo que he vivido en las Convivencias con Dios en los últimos seis años.
Es impresionante como la vida de uno no pasa en vano sino que va germinando lo que se gesta en la experiencia, ya sea esta plena o frustrante. Pero todo eso se fue haciendo mensaje transmitido. Mensaje que ahora debemos pulir y enriquecer con la experiencia de los que están colaborando.
La foto que ilustra este artículo es al final del último día. Es una foto media trucha… porque sino alguien quedaba afuera. Primero saqué una foto y luego Lourdes sacó otra. Tomé la mía y recorté mi figura de la otra… y la pegué allí donde estoy. Así que no estoy realmente apoyado en la guitarra como parece. Pero quería que estuviéramos todos así que me tomé esa licencia histórica.
Y la historia continuará...
¿Como sigue ahora la historia? Para quienes participaron la aventura continúa el año que viene durante la Cuaresma en lo que dimos en llamar “Mistagogía de la fe”. Pero como la prueba piloto está hecha, ahora queremos abrir la Experiencia para todos los miembros de la Parroquia (una cuestión: es algo exclusivamente parroquial, ya sea porque viven en la jurisdicción o porque vienen a Misa aquí los fines de Semana). Así que por única vez (la idea es que se haga todos los años solamente en el tiempo que va de Pascua a Pentecostés) la volveremos a repetir... dos veces. El 8 y 9 de Junio será concentrada en un fin de semana y para jóvenes (17 a 35 años). Luego la volveremos hacer, abierta para todos, en siete semanas, antes o después de la fiesta patronal (octubre), de acuerdo a lo que decidamos en el Consejo Pastoral. Esto no terminó… apenas comienza.