Los Obispos de la Argentina estuvieron reunidos durante esta semana en lo que se conoce como “Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina”. Al término de esta dieron a conocer una exhortación pastoral que lleva el nombre “El compromiso ciudadano y las próximas elecciones”. La misma está dirigida a los hijos de la Iglesia y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Esto no es un dato menor en cuanto a su lectura. No está dirigida al gobierno nacional como fruto de una pelea entre el Cardenal Bergoglio y el Presidente Kirchner. Está dirigida, sí, a cada uno de nosotros como ciudadanos de la Argentina. Podríamos leer entre líneas y rescatar algunos párrafos dirigidos al gobierno nacional, pero nos perderíamos de la enseñanza completa que los Obispos, como pastores de su grey, quieren dejarnos.
Este documento consta de tres breves capítulos. Parte de una reflexión sobre la Pascua y la vocación del cristiano en el mundo y, luego de hacer una referencia a las próximas elecciones nacionales, termina presentando algunos desafíos a tener presentes. Rescatemos algunas ideas, con la intención de que puedan leer todo el documento directamente ustedes.
En primer lugar, hay una enseñanza muy profunda sobre una pertenencia doble del cristiano: a la Iglesia y a la sociedad política. “Somos miembros de las dos, y en las dos la fe nos llama a vivir nuestra vocación”. “En estas circunstancias históricas, la fe nos exige crecer aún más en nuestro compromiso ciudadano”, nos dicen los Obispos. El contexto inmediato de nuestro país es el desastre ocurrido en el 2001. Frente a ello, “somos conscientes de los pasos dados para superar la crisis en la que habíamos caído. Sin embargo, no podemos dejar de atender a la profundidad de la misma. Ésta, si bien tuvo consecuencias económicas y sociales muy graves, viene de vieja data, y tiene sus profundas raíces en el individualismo y en el relativismo que distorsionan la concepción de la vida humana y de la convivencia. De allí la necesidad urgente que todos los argentinos, y especialmente los cristianos, descubramos mejor nuestra vocación por el bien común, y así nos convirtamos “de habitantes en ciudadanos”, corresponsables de la vida social y política, a lo que nos ayuda el conocimiento y la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia.”
Una manera de participación es a través de la elección de los miembros del poder ejecutivo y del legislativo. “El acto eleccionario requiere el conocimiento de las propuestas y el pleno ejercicio de la libertad del ciudadano. Esto compromete al que se postula, quien debe definir claramente su programa de acción política, y al que debe votar, a informarse debidamente de la probidad de los candidatos y de la dimensión ética de sus propuestas”.
Pero sobre todo, nuestros pastores nos ponen de cara al bicentenario que celebraremos entre el 2010 y el 2016. En este marco de referencia nos presentan una serie de desafíos que debemos enfrentar. Ellos son el respeto a toda vida humana; la promoción de la familia fundada en el matrimonio entre el varón y la mujer; el afianzamiento del bien común por encimas de los bienes particulares y sectoriales; el priorizar medidas que garanticen y aceleren la inclusión de todos los ciudadanos; la promoción del verdadero federalismo y el desafíos de generar políticas de estado.
Todo esto es un resumen de las preocupaciones de nuestros Obispos y sus esperanzas para el futuro de la Patria.
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1. Anibal - Junio 8, 2007
Debo decir que los documentos episcopales son bastante ilustrativos.
Todo habitante tendría que leerlos y como suelen dirigirse esos documentos, los hijos de la iglesia y los hombres de buena voluntad.
En la lectura de ese documento es interesante destacar, que todo ciudadano tiene que conocer las propuestas de los candidatos.
Del respeto a la vida humana. Yo diría (desde la concepción hasta el ocaso), el afianzamiento de la familia en el matrimonio entre hombre y mujer. Vemos que existe una tendencia en contra de esto. El afianzamiento del bien común por enzima de los intereses particulares o sectoriales.
El entredicho que sostiene nuestro cardenal con el presidente, no es más que ejercer la libertad de opinión la cual no agrada al primer mandatario.
Pero es un fiel reflejo de lo que tiene que hacer todo laico, defender la vida, el matrimonio, y los intereses comunes.
Los laicos nos tenemos que comprometer, no dejar en la soledad a los sacerdotes todos somos la iglesia (si ustedes no hablan las piedras lo aran).
No ser invisibles en lo cotidiano, nuestra opinión es tan valedera como la de cualquiera; pero nuestro ejemplo es aún más valedero. (Las palabras mueven, los ejemplos arrastran).
Cuando nos llegue el tiempo de ejercer el voto pensemos, si al que votaríamos lleva adelante en sus propuestas.
Un abrazo Anibal.
Grupo de oración Effeta.
Avellaneda.