Cada tanto el lenguaje se ve enriquecido por nuevos términos que surgen del habla cotidiana. Si uno va al diccionario, seguramente no entenderá lo que se quiso decir.
Durante esta semana se realizó en la ciudad de Río Cuarto (Córdoba, Argentina) la marcha del “perejilazo”. Para quién desconoce el hablar argentino, supone que es en referencia al perejil. Pero como esto no le aclara el asunto, puede consultar el Diccionario de la Real Academia Española. Allí encontrará una primera definición que dice que el es perejil es una “planta herbácea vivaz, de la familia de las Umbelíferas, que crece hasta siete decímetros de altura, con tallos angulosos y ramificados, hojas pecioladas, lustrosas, de color verde oscuro, partidas en tres gajos dentados, flores blancas o verdosas y semillas menudas, parduscas, aovadas y con venas muy finas. Espontánea en algunas partes, se cultiva mucho en las huertas, por ser un condimento muy usado.” Si se sigue con la lectura, la segunda acepción dice que es un “adorno o compostura excesiva, especialmente la que usan las mujeres en los vestidos y tocados.” No contento con esto, el diccionario da otro significado, esta vez del estilo coloquial, el cual define al perejil como “títulos o signos de dignidad o empleos que, juntos con uno más principal, condecoran a una persona.” Tal vez, piensa el oyente extranjero, el “perejilazo” cordobés fue una marcha para agasajar a alguien en esta última acepción del término perejil.
Debo pedir al amable oyente extranjero que se olvide del diccionario. El vocablo perejil designa entre nosotros a la famosa hierba aromática presente en nuestros manjares culinarios cotidianos. Pero también, y a esto se refería la marcha, es una manera de designar a alguien que paga las culpas de otros por ser pobre de dinero o… de influencias.
El perejilazo fue una marcha de más de tres mil ciudadanos de la ciudad de Río Cuarto que protestó por la encarcelación de un joven albañil. No eran sus amigos. Es más, muchos de ellos no lo conocían hasta que lo encarcelaron y salió por todos los medios del país.
La protesta ciudadana es un reclamo sobre el accionar de la justicia frente al esclarecimiento de un asesinato. Todo parece indicar que “gente importante” está implicada en el asunto. Por eso la causa no avanza y se incrimina, sin pruebas, a esta persona. Ocurre lo que reflexionaba el Moreno en su payada con el Martín Fierro:
La ley es tela de araña
-En mi inorancia lo esplico–.
No la tema el hombre rico;
Nunca la tema el que mande;
Pues la ruempe el bicho grande
Y sólo enrieda a los chicos.
Algo que luego el mismo Fierro decía como experiencia de su propia vida:
Al pobre, al menor descuido,
Lo levantan de un sogazo,
Pero yo compriendo el caso
Y esta consecuencia saco:
El gaucho es el cuero flaco:
Da los tientos para el lazo.
El resultado de todo esto es incierto. El fiscal general de la causa renunció y el joven albañil fue dejado en libertad “ante la ausencia de elementos de convicción suficientes sobre los supuestos materiales de la atribución delictiva” como dijo el juez. En otras palabras, este perejil no germinó.
Pobre Argentina que padece esta injusta Justicia.
1. Padre Jorge Toussaint, Guatemala - Febrero 19, 2007
Solo Argentina? Pase unos dias en nuestra Guatemala y vera que ni perejilazos tenemos… Pero que de cosas hay que ver…