Jesús no se lavaba las manos. El lavado de manos para los Fariseos era para ser "puros". La pureza la da la Presencia de Dios y lo que hacemos nosotros.
El Evangelio de Hoy según Lucas (11,37-41)
Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer.
Pero el Señor le dijo: "¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro."