Nos encontramos con una frase que se pone en boca de dos personajes distintos en el Evangelio de Juan. A pesar de ser la misma respuesta en palabras, evoca un contenido totalmente opuesto en las dos situaciones en que se usa.

Es una respuesta que invita a una experiencia de vida, a ver en los frutos de la realidad el contenido de lo que se busca. A su vez, es una respuesta abierta a una expectativa de futuro, a los resultados que ese futuro depara. Por esto podemos decir que es una respuesta que da contenido a la esperanza.

Empecemos por la segunda. Está en 11,34. Lázaro ha muerto. Jesús, adrede, retrasó su partida y se encontró con sus hermanas en duelo. Un breve, pero jugoso, dialogo con Marta. Solamente unas palabras con María. Entonces Jesús "preguntó: "¿Dónde lo pusieron?". Le respondieron: " Señor, ven y lo verás". Y lo llevar a un sepulcro tapado con una piedra. Jesús piden que quiten esa piedra, a lo cual Marta responde: "Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto".

He aquí el resumen de toda esperanza humana. ¿Dónde termina tanto abuso de poder, acumular riquezas, gozar desenfrenadamente del placer? En la pobredumbre de una tumba. Es el realismo trágico que nos presenta el Cohelét:

"Yo me dije a mí mismo: "Ven, te haré experimentar el placer; goza del bienestar". Pero también esto es vanidad. De la risa, dije: "No es más que locura". y de la alegría: "¿Para qué sirve?".

Decidí estimular mi carne con el vino, manteniendo la mente lúcida, y dejarme llevar de la insensatez, hasta ver qué les conviene hacer a los hombres bajo el cielo, en los contados días de su vida. Emprendí grandes obras: me construí mansiones y planté viñedos; me hice jardines y parques, y planté allí toda clase de árboles frutales; me fabriqué cisternas, para regar el bosque donde crecían los árboles; compré esclavos y esclavas, y algunos me nacieron en casa; poseí también ganado en abundancia, más que todos mis predecesores en Jerusalén. Amontoné además plata y oro, y tesoros dignos de reyes y de provincias; me conseguí cantores y cantoras, y muchas mujeres hermosas, que son la delicia de los hombres. Llegué a ser tan grande, que superé a todos mis predecesores en Jerusalén. Sin embargo, la sabiduría permanecía siempre conmigo. No negué a mis ojos nada de lo que pedían, ni privé a mi corazón de ningún placer; mi corazón se alegraba de todo mi trabajo, y este era el premio de todo mi esfuerzo. Pero luego dirigí mi atención a todas las obras que habían hecho mis manos y a todo el esfuerzo que me había empeñado en realizar, y vi que todo es vanidad y correr tras el viento: ¡no se obtiene ningún provecho bajo el sol!

Entonces volví mis ojos hacia la sabiduría, hacia la locura y la insensatez. Porque ¿qué hará el sucesor del rey? Lo mismo que ya se había hecho antes. Y vi que la sabiduría aventaja a la insensatez, como la luz a las tinieblas: el sabio tiene los ojos bien puestos, mientras que el necio camina en tinieblas. Pero yo sé también que a los dos les espera la misma suerte. Y me dije a mí mismo: si la suerte del necio será también la mía, ¿para qué, entonces, me hice más sabio? Y pensé que también esto es vanidad. Porque no perdurará el recuerdo ni del sabio ni del necio: con el paso de los días, todo cae en el olvido. Así es: ¡el sabio muere igual que el necio! Y llegué a detestar la vida, porque me da fastidio todo lo que se hace bajo el sol. Sí, todo es vanidad y correr tras el viento. Y también detesté todo el esfuerzo que había realizado bajo el sol, y que tendré que dejar al que venga después de mí. ¿Y quién sabe si él será sabio o necio? Pero será el dueño de lo que yo he conseguido con esfuerzo y sabiduría bajo el sol. También esto es vanidad.

Y llegué a desesperar de todo el esfuerzo que había realizado bajo el sol. Porque un hombre que ha trabajado con sabiduría, con ciencia y eficacia, tiene que dejar su parte a otro que no hizo ningún esfuerzo. También esto es vanidad y una grave desgracia. ¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo y todo lo que busca afanosamente bajo el sol? Porque todos sus días son penosos, y su ocupación, un sufrimiento; ni siquiera de noche descansa su corazón. También esto es vanidad." (Ecl 2,1-23)

Tomar conciencia de esto es tremendo. Si te das cuenta de que esta es la "esperanza humana" y ten dan un revólver, seguro que lo usás. Ya sea para pegarte un tiro o pegárselo al televisor que te dice "llame ya (porque así su felicidad se verá asegurada)".

Frente a esto, una Buena Noticia. El hambre de eternidad que hay en nosotros puede ser saciada. No por el hombre y "su cultura" sino por el amor misericordioso de Dios.

Aquí viene el otro relato. Juan el Bautista señala a Jesús como "el Cordero de Dios" frente a sus dos discípulos: Juan (que es el que escribió luego este Evangelio) y Andrés (el hermano de Simón, que después será llamado Pedro). Ellos siguen a Jesús y le preguntan dónde está su morada. La respuesta no se hace esperar: "Vengan y lo verán" (1,39) Juan quedó tan impactado por la experiencia que, muchos años después, cuando escribió su Evangelio recordó la hora: "era alrededor de las cuatro de la tarde".

En ese momento comenzaron una aventura que tuvo su momento central cuando descubrieron que el sepulcro está vacío (Jn 20,1-9). Y en ese momento recordaron las palabras del Maestro a Marta: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá: y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?" (Jn 11,25-26)

La pascua que se nos avecina es la celebración que hace la memoria de nuestra esperanza: ¡Jesús ha resucitado y para nosotros también hay vida eterna! (Jn 14,1-3)

"Ven y verás" que la tumba está vacía y que, por eso, todo en la vida tiene sabor de eternidad.

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5 Comments

  1. muy bueno, qué hermosa frase "todo en la vida tiene sabor de eternidad" por eso pidamos al Espíritu de Dios nos ayude a vivir saboreando esa eternidad prometida y esperada

  2. hermoso, padre, con esta esperanza deberíamos vivir todos los días los que creemos en la redención de Cristo. saludos

  3. "ven y verás" que la tumba está vacía y que...........BELLOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO....GRACIASSSSSSSSSSS...

  4. A una semana de que comiencen todas las convivencias CcC. del Litoral me encuentro con esta frase "Ven y lo verás" misa de víspera de dicha convivencia. Que verdad, Jesus nos invita ...pero si no damos el paso en voluntad ¡¡¡no lo encontraremos!!! (salvo excepciones que sólo El concede)No se si estos comentarios escritos en textos anteriores los ves pero ¡¡¡ feliz descanso !!!