Si bien fueron dirigidas a los italianos, bien podríamos aplicar a los militantes de la Arquidiócesis de Paraná las líneas de acción que el Papa traza. (Podemos leer todo el texto en los documentos de Zenit). Concretamente destacó cuatro puntos.

1. La perspectiva educativa

Es un llamado a “valorar vuestra vocación educativa. La Acción Católica es una fuerza educativa cualificada, sostenida por buenos instrumentos, por una tradición centenaria. Sabéis educar a los niños y a los jóvenes con la ACR, sabéis llevar a cabo recorridos educativos con adolescentes y jóvenes, sois capaces de una formación permanente para los adultos. Vuestra acción será mayormente incisiva si, como ya hacéis, trabajáis más todavía entre vosotros con una óptica profundamente unitaria y favorecéis colaboraciones con otras fuerzas educativas sean eclesiales o civiles. Para educar es necesario ir más allá de la ocasión, el momento inmediato, y construir, con la colaboración de todos, un proyecto de vida cristiana fundado sobre el Evangelio y sobre el Magisterio de la Iglesia, poniendo en el centro una visión integral de la persona. Vuestro Proyecto Formativo es válido para muchos cristianos y hombres de buena voluntad, sobre todo si pueden ver en vosotros, modelos de vida cristiana, de compromiso generoso y gozoso, de interioridad profunda y de comunión eclesial”.

Es esta una riqueza que los propios militantes de la Institución no han reconocido. En el encuentro de dirigentes diocesanos de Marzo fue el tema de la mañana. Junto a eso, esta alocución nos encuentra organizando el Equipo de Formación, así que estas palabras están especialmente dedicadas a ellos y a quienes sin delegados o dirigentes de grupos parroquiales. Creo que la Providencia está marcando un firme rumbo.

2. La propuesta de la santidad

“Vuestras asociaciones son gimnasios de santidad, en la que os entrenáis con dedicación plena en la causa del Reino de Dios, en un sistema de vida profundamente evangélica que os caracteriza como laicos creyentes en los lugares de la vida cotidiana. Esto exige oración intensa ya sea comunitaria o personal, la escucha continuada de la Palabra de Dios, y una asidua vida sacramental. Es necesario hacer del término “santidad” un palabra común, no excepcional, que no designe sólo a estados heroicos de vida cristiana, sino que indique en la realidad de todos los días, una respuesta decidida y una disponibilidad a la acción del Espíritu Santo.”

3. La formación al compromiso cultural y político

“Santidad dignifica también para vosotros darse al servicio del bien común según los principios cristianos, ofreciendo, en la vida de la ciudad, presencias cualificadas, gratuitas, rigurosas en los comportamientos, fieles al magisterio eclesial y orientadas al bien de todos. La formación en el compromiso cultural y político representa para vosotros, por tanto, una labor importante que exige un pensamiento plasmado del Evangelio, capaz de debatir ideas y propuestas válidas para los laicos. Este es un compromiso que se cumple sobre todo, a partir de la vida cotidiana, de madres y padres que luchan en los desafíos de la educación de los hijos, de trabajadores y de estudiantes, de centros de cultura orientados al servicio del crecimiento de todos. Italia ha atravesado periodos históricos difíciles y ha salido de ellos reforzada, también gracias a la dedicación incondicional de los laicos católicos, comprometidos con la política y las instituciones. Hoy la vida pública del país exige una respuesta ulterior y generosa por parte de los creyentes, para que pongan a disposición de todos, sus propias capacidades y fuerzas espirituales, intelectuales y morales.”

Y si Italia ha salido de esos momentos, cuanto más es el tiempo de un laicado maduro hacia el interior de nuestra Iglesia local. Pero, sobre todo, el tiempo de un laicado maduro que sepa construir la sociedad y la cultura desde una profunda vivencia cristiana.

4. Un amplio compromiso en la gran conmoción del mundo

“Os pido finalmente, que seáis generosos, acogedores, solidarios y sobre todo, comunicadores de la belleza de la fe. Muchos hombres, mujeres y jóvenes se ponen en contacto con nuestro mundo, que conocen superficialmente, cegados por imágenes ilusorias, y que necesitan no perder la esperanza, no vender su dignidad. Tienen necesidad de pan, de trabajo, de libertad, de justicia, de paz, de que se reconozcan sus propios e inderogables derechos de Hijos de Dios. Necesitan la fe, y nosotros podemos ayudarles, respetando sus convicciones religiosas, en un intercambio libre y sereno, ofreciendo con sencillez, franqueza y celo nuestra fe en Jesucristo.”

En este contexto, que también puede ser muy parecido al nuestro, el Papa les hace un pedido muy especial: “Esparcida por todo el territorio nacional, también hoy (la Acción Católica) puede contribuir a crear una cultura popular, difundida, positiva, y formar personas responsables, capaces de ponerse al servicio del país”.

En el marco del bicentenario se celebró este fin de semana el Primer Congreso de Doctrina social de la Iglesia. El lema fue: “Unidos para promover el desarrollo integral y erradicar la pobreza”. El laico de la Acción Católica debe ver en todo esto un signo de Dios que lo está llamando a construir responsablemente la nación.