Este es lo que se leyó hoy en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, Capital Federal de la Argentina. Había 200.000 personas... pero el número es lo de menos. Les invito a leer el texto:
Manifiesto conjunto de la Iglesia católica y las Iglesias evangélicas, leído durante la manifestación por la Vida y la Familia, el 13 de julio de 2010 frente al Congreso de la Nación
Hoy estamos reunidos en esta Plaza del Congreso para manifestar ante todo el país nuestra convicción y nuestro reclamo.
Nuestra convicción que el matrimonio es una institución esencial para nuestra sociedad, que constituye la estructura básica sobre la que ésta se constituye. Por lo tanto, es responsabilidad fundamental de nuestros representantes políticos protegerla e impulsarla; preservarla legalmente tal como es, la unión entre una mujer y un hombre en orden a la ayuda mutua, a la procreación, a la realización y felicidad de los que lo componen, al goce de la vida en su plenitud y la educación de los hijos.
Queremos reclamar que el sentido común vuelva a estar en el debate sobre el matrimonio y reafirmar que el llamar a las cosas por su nombre no es discriminar sino distinguir realidades diferentes.
Somos seres sexuados, genéticamente determinados como mujeres y varones y biológicamente para procrearnos necesitamos de la unión de un gameto masculino y uno femenino. Ningún movimiento cultural puede desconocer esta verdad esencial.
Desde esta evidencia de diferencia y complementariedad, es natural llamar al “varón”, varón y a la “mujer”, mujer y no resulta discriminatorio que las mujeres tengan beneficios sociales y laborales por el embarazo y los hombres no. También corresponde decir que la institución matrimonial está fundada en la unión entre varón y mujer, (como lo señala toda la legislación nacional preexistente) y que las uniones homosexuales son diferentes en su constitución y por lo tanto no son matrimonio.
Reclamamos el derecho prioritario de las niñas y niños a tener mamá y papá. La diferencia sexual de los progenitores no es una cuestión arbitraria de la ley. En ella se posa nada menos que la estructura psíquica de los chicos; la aceptación del padre, la separación de la madre y en consecuencia la posibilidad de entender al otro.
Nos duelen los miles de chicos sin familia en nuestra Patria, por esos reclamamos que el Estado encare el verdadero problema de la adopción en la Argentina y que por lo tanto facilite y acelere responsablemente los procesos de adopción para que los miles de chicos abandonados y los miles de matrimonios que desean darles una familia con amor no tengan que sufrir años de espera y calvario burocrático que los llevan a la desesperación.
Un maravilloso proceso de diálogo democrático sobre el tema se ha producido en todo el país en el último mes. Por ello queremos agradecer a la Comisión de Legislación General del Senado y a su presidenta, la senadora Liliana Negre de Alonso, por haber federalizado la discusión y llevado a la Comisión a escuchar las voces de los ciudadanos de las provincias.
En todas, sin excepción, se han manifestado en las calles, en forma pacífica y positiva, miles de compatriotas a favor del matrimonio tal como es entre varón y mujer y por el derecho de los chicos argentinos a tener mamá y papá.
También cientos de expertos han explicado en las Audiencias los sustentos científicos, filosóficos, psicológicos y jurídicos que sustentan lo que decimos.
El mismo fenómeno se ha dado en muchas otras provincias donde no hubo tiempo de realizarlas pero donde igual salieron a la calle y generaron centenares de actos y foros de discusión.
El resultado ha sido abrumador a favor de preservar la institución matrimonial.
Por ello reclamamos a nuestros senadores que respeten el deseo de sus pueblos claramente expresado y confiamos en la responsabilidad de los representantes de las provincias en el Parlamento.
Pero esta confianza de los ciudadanos debe ser responsable y comprometida con la defensa de valores esenciales para nuestra Nación como son:
-La protección y promoción del Matrimonio entre una mujer y un hombre en orden a la ayuda mutua y a la procreación y educación de los hijos.
-La dignidad y cuidado de la Vida Humana desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.
-La Inclusión social de todos los habitantes de nuestra querida Patria y la erradicación de la pobreza.
- y La Educación y el Trabajo digno para todos.
Debemos darnos cuenta de la importancia de la Participación Ciudadana.
Debemos dejar de ser simples habitantes para ser Ciudadanos comprometidos con lo público.
Debemos dejar de tener una democracia simplemente delegativa, donde votamos cada dos años y luego algunos quieren promulgar leyes pésimas sin consultarnos y sin importarles el daño que hacen a los valores básicos de nuestra Patria.
Debemos tener una democracia participativa, donde nuestra opinión esté presente siempre en el tratamiento de temas cruciales como es éste.
Esto último es lo que ha sucedido en el último mes; se ha hecho oír la “mayoría silenciosa”. Esta voz debe ser escuchada y respetada por nuestros representantes políticos.
Por ello y para evitar que nuestra democracia sea degradada es que rechazamos el apriete, las chicanas, las presiones violentando las conciencias de muchos senadores que han ejercido algunos sectores del oficialismo. También denunciamos públicamente el viaje a China de varios Senadores impulsado por el gobierno con el sólo fin de ausentarlos de la sesión de mañana.
Reclamamos la presencia mañana de todos los Senadores para que cumplan con su responsabilidad de representar a los ciudadanos de sus provincias y votar en consecuencia.
Hemos demostrado la dignidad del pueblo argentino; hemos demostrado que no aceptamos estar anestesiados por poder acceder a productos de consumo en 50 cuotas. También nos movilizan los valores esenciales de nuestra sociedad y el hartazgo por el uso político que quieren hacer de ellos y por la búsqueda del conflicto permanente.
Nuestros gobernantes deben favorecer la paz social y no fomentar la crispación y la desunión.
Así, expresando el pedido de cientos de miles de ciudadanos de todo el país es que hoy iniciamos una campaña nacional por la participación ciudadana y el compromiso cívico y social.
En ella decimos que:
"Apoyaremos con nuestro voto a aquellos políticos que protejan el matrimonio entre varón y mujer y rechacen el proyecto de ley de matrimonio de personas del mismo sexo y trabajaremos para que la mayor cantidad de ciudadanos de todas las provincias también lo haga” y “No votaremos más a aquellos políticos que voten por el matrimonio homosexual o se abstengan o se ausenten de la votación y trabajaremos para que la mayor cantidad de ciudadanos de todas las provincias también lo haga".
Lo mismo haremos con aquellos que no defiendan la vida humana o que hagan clientelismo con nuestros hermanos pobres.
Todo lo haremos en forma pacífica pero firme, sin faltar el respeto pero sin callarnos nada, para fortalecer la democracia que tanto amamos.
Hemos hecho oír nuestra voz, que no se silencie más, para que nuestros políticos no puedan dejar de oírla.
Hagámoslo por nuestra Fe, por nuestra dignidad; hagámoslo por el futuro de nuestros hijos y de todos los chicos de nuestra Patria.
¡Viva Argentina!
Gastón Bruno, en representación de ACIERA (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas ) y FECEP (Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal)
Justo Carbajales, en representación del DEPLAI (Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina)
Particularmente me sumo a la campaña nacional por la participación ciudadana y el compromiso cívico y social. Es trabajar para hacer realidad aquello de "pasar de ser habitantes a ciudadanos". Y esto porque somos creyentes, ya que "no podemos ser peregrinos del cielo si vivimos como fugitivos de la ciudad terrena".
La mayoría silenciosa del pueblo Argentino ha hablado a lo largo y ancho del país. Ahora le toca hablar a los senadores de la Nación. El año que viene, en medio de la preparación de las elecciones volveremos a hablar: simplemente para recordar quienes escucharon la voz del pueblo y quienes miraron para otra parte. De algo estoy convencido: la memoria libera.
Según mi parecer, la cuestión del matrimonio gay, padre, no tiene que ver con discutir un nuevo modelo de matrimonio para eliminar el 'tradicional varón-mujer'. Creo que el problema va más allá de principios y convicciones meramente tradicionales. Supongo que la homosexualidad no es 'normal', pero en una sociedad en la cual existe tanta perversión, tantas transgresiones de parte de los 'normales' a lo que es en sí mismo 'normal' -valga la redundancia-, es esperable que la figura 'gay' de hecho exista, sea real, sea un hecho. Y ¿qué voy a decir?: 'neguémosle los derechos a los retorcidos?', acaso uno mismo no es un tanto 'raro' también de algún u otro modo? La cosa es que esta gente, es gente, es persona y por circunstancias que a todos nos son vedadas, se 'posicionaron' o resguardaron en la homosexualidad como una forma de sobrevivir en la vida. Ellos exigen los derechos humanos, y esos derechos abarcan, contemplan mucho más que la orientación sexual, la cual es neutra, en el caso de poder ejercer los derechos, basta ser reconocido como humano para ejercer esos derechos propios de la humanidad. Supongo que a esta altura ya no se cuestiona si los gays son o no humanos... pienso que sería bastante retrógrado hacernos esa pregunta. Y con el fin de preservar la paz en la sociedad, donde se reclama justicia en justicia, no queda otra que otorgarla, a menos que se prefiera la discordia, de eso se trata la democracia, a mi entender el bien equitativo para todos... Como ciudadana no quisiera que ningún derecho bueno y legítimo se viera denigrado u obstaculizado a nadie, al contrario, pero más allá de cualquier credo, hay algo que Dios nos pide a todos en lo básico, en lo fundamental: respeto por el otro, vivir y dejar vivir, aceptar en lugar de discriminar... valores elementalmente humanos. Si no podemos vivir estos valores fundamentales, jamás podremos lograr el sueño de mamá y papá y una familia unida y feliz para todos como celula básica de la sociedad. Saludos.