Estamos entrando en una semana muy importante para nosotros los católicos. Mañana lunes, luego de rezar la Misa por la elección del Sumo Pontífice, los 115 cardenales de 52 países, que representan a los cinco continentes, iniciarán el primer cónclave del tercer Milenio para elegir al 264 sucesor de Pedro, es decir, al 265 Papa de la historia de la Iglesia católica.
Esta semana hemos sido testigos de muchas cosas que dicen los medios de comunicación. Que voceros del Vaticano dicen como van las internas… que cardenales salen a dar públicamente a dar sus posturas… Que este medio dice esto… que el otro dice otra cosa. Pero, que distinta es la realidad de lo que nos cuentan los medios.
Durante la Semana los cardenales realizaron las Congregaciones Generales en un clima de gran familiaridad. Allí, previa invocación al Espíritu Santo, recibieron la informaciones sobre la situación del mundo y de la Iglesia por parte de los distintos “ministerios” del Vaticano. Luego compartieron sus apreciaciones personales y llegaron a consensos sobre los temas generales afrontados en las discusiones.
El jueves el Padre Cantalameza hizo una meditación sobre la situación del mundo y la elección iluminada del nuevo Papa. Luego los cardenales tuvieron un prolongado momento de oración en silencio.
Esta tarde los 115 cardenales electores ingresarán a la Casa Santa Marta. A la noche cenarán juntos. Mañana a las 10, hora de Roma, se celebrará la Misa por la elección del Nuevo Pontífice, se retirarán todos los presentes que no están relacionados con el Cónclave y, previo juramento de los cardenales electores, se dará comienzo a este. El juramento es de mantener el secreto de las deliberaciones y votaciones, que serán hechas en conciencia delante de Dios. Esto quiere decir que los de afuera no sabremos que pasa adentro.
Pero nosotros también debemos participar votando por el Nuevo Papa. Si, dije bien: votando por el nuevo Papa. Algo que los medios de comunicación y el mundo no puede entender es que este es un acontecimiento espiritual, es decir, algo que se vive inmerso en el designio amoroso del Dios vivo.
Porque esto no se entiende es que se descubren trenzas… que no existen o se publican declaraciones… que no se dan o se cuentan anécdotas… que se ignoran. Todo para satisfacer la curiosidad de quien está empapado por el espíritu del mundo.
Nosotros no debemos caer en la anécdota sin asidero. Pero, a la vez, debemos participar activamente en la elección del nuevo Papa. ¿Cómo? Si es un acontecimiento espiritual, entremos en contacto con Aquél que guía el mundo y la Iglesia: el Espíritu de Jesús resucitado. Y esto lo hacemos a través de la oración. Debemos unirnos, en este gran templo que es nuestro mundo, para que el Espíritu Santo inspire a los Cardenales la elección del Papa que necesita nuestro tiempo.
Es tiempo de oración para los católicos. Oración en el templo, en las familias. En la soledad del encuentro personal con Dios o en la riqueza de la oración comunitaria. Debemos elegir un Nuevo Papa y no podemos estar al margen de la historia de Salvación que Dios tiene para nuestro mundo.

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