Este es un año electoral. Mons. Puiggari ha realizado estas declaraciones a una agencia de noticias local:

“Lo he dicho varias veces, incluso a candidatos. Las campañas están centradas demasiado en personas y no en plataformas. Sería más madura la democracia se votáramos plataformas y no a personas y que después la persona haga lo que le parezca (...) Yo quiero ver qué quieren hacer en la economía, en la cultura, en la moral. Eso me daría mucha más seriedad, pero creo que está ausente en las campañas de los últimos tiempos.”

Las palabras de nuestro Pastor interpretan cabalmente el sentir de muchos que se detienen un momento para ver el futuro cercano. Porque unas elecciones como las de este año estarán sellando el destino político de los próximos cuatro u ocho años (depende de quién las gane). Y estamos viendo una formidable danza de nombres en estos días. Bueno, es el tiempo en el cual esos nombres se están decidiendo. Lo bueno sería que, una vez hecha la decisión de los partidos, nos cuenten porqué quieren que los votemos. Basta de votar a personas o consignas electorales. Si alguien me pide apoyar un modelo, que me diga exactamente en qué consiste ese modelo. Y si alguien me pide estar en contra de ese modelo, que me diga porqué y qué propone de distinto. Para esto debemos crecer en nuestra participación ciudadana. Algo que nos indicaron los obispos Argentinos varias veces. Aquí, por ejemplo, cuando nos introducían a la celebración del bicentenario:

"Alentar el paso de habitantes a ciudadanos responsables. El habitante hace uso de la Nación, busca beneficios y sólo exige derechos. El ciudadano construye la Nación, porque además de exigir sus derechos, cumple sus deberes. Hay una carencia importante de participación de la ciudadanía como agente de transformación de la vida social, económica y política. Los argentinos hemos perdido el miedo a la defensa de nuestros derechos, pero la participación ciudadana es mucho más que eso. El verdadero ciudadano intenta cumplir todos los deberes derivados de la vida en sociedad(34)."

Como católicos muchas veces nos hicieron el cuento y nos ignoraron, lisa y llanamente, en nuestras opiniones manifestadas en público. Por eso es bueno, pedir que se conozcan las plataformas políticas y, luego, contrastarlas con nuestras convicciones. Antes de las elecciones del 2007 nuestros obispos nos recordaron algunos criterios:

a) la vida: es un don de Dios y el primero de los derechos humanos que debemos respetar. Corresponde que la preservemos desde el momento de la concepción y cuidemos su existencia y dignidad hasta su fin natural;

b) la familia: fundada en el matrimonio entre varón y mujer, es la célula básica de la sociedad y la primera responsable de la educación de los hijos. Debemos fortalecer sus derechos y promover la educación de los jóvenes en el verdadero sentido del amor y en el compromiso social;

c) el bien común: es el bien de todos los hombres y de todo el hombre. Debemos ponerlo por sobre los bienes particulares y sectoriales. Su primacía sustenta y fortalece los tres poderes del Estado, cuya autonomía, real y auténtica, se hace imprescindible para el ejercicio de la democracia. Dicho bien común se afianza cuando la autoridad sanciona leyes justas y vela por su acatamiento. También el ciudadano está obligado en conciencia a cumplirlas, salvo que se opongan a la ley natural;

d) la inclusión: debemos priorizar medidas que garanticen y aceleren la inclusión de todos los ciudadanos. La pobreza y la inequidad, no obstante el crecimiento económico y los esfuerzos realizados, siguen siendo problemas fundamentales. Toda gestión social, política y económica debe estar orientada al logro de una mayor equidad, que permita a todos la participación en los bienes espirituales, culturales y materiales;

e) el federalismo: tenemos que promover el verdadero federalismo, que supone el fortalecimiento institucional de las Provincias, con su necesaria y justa autonomía respecto del poder central. Los poderes del Estado se ennoblecen cuando consolidan la estructura federal y republicana del País;

f) políticas de Estado: la experiencia nos ha enseñado que una sociedad no crece necesariamente cuando lo hace su economía, sino sobre todo cuando madura en su capacidad de diálogo y en su habilidad para gestar consensos que se traduzcan en políticas de Estado, que orienten hacia un proyecto común de Nación. Este sigue siendo un fuerte desafío para nuestra democracia.

También debemos buscar algunos caminos para hacernos oír en este reclamo. No es contra nadie, sino a favor de todos, a favor de la democracia.

Una propuesta. Abrí este grupo en facebook: "Yo quiero conocer las propuestas de los políticos antes de votar". Date una vueltita, dejá noticias, invitá a tus amigos y conocidos (debés estar logueado para ingresar).

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *