Durante esta semana ha sonado en los medios de la ciudad de Paraná los ecos que la devoción a la Madre maravilla ha despertado entre los vecinos de Loma Hermosa. Algunos periodistas lo han trabajado objetivamente, como corresponde a su función. Otros solamente han usado el hecho para tener más audiencia o para embarrar la cancha en una interna partidaria.
Muchos cristianos sinceros se han escandalizados por lo que se ha dicho en una FM local, no solo de la ermita trasladada, sino de los sacerdotes y del Obispo. Por todo esto queremos dedicar estas breves líneas a explicar el asunto.
En la arquidiócesis ha prendido muy fuerte la devoción a una Carmelita española: Santa Madre Maravillas de Jesús. Y el motivo no es menor: el milagro de su canonización se realizó en un niño de esta tierra. En la ciudad de Paraná se realiza una Misa en una plaza pública todos los días 11 de cada mes. Concurren entre quinientas y mil personas. En una franja lindante a la plazoleta la Junta Vecinal del barrio tiene un pequeño salón. Adosado a este la gente construyó una pequeña ermita con la imagen de la Madre. El deseo era construir un pequeño oratorio, pero para ese lugar la intención del donante era la construcción de una sala de primeros auxilios. Luego de idas y venidas, se decidió eclesialmente relocalizar la devoción en un predio que el Arzobispado posee en el ámbito de la lindante Parroquia San Cayetano. Así es que se están realizando los trámites y las cosas necesarias para que el próximo 11 de septiembre se celebre en ese campito la primer Misa.
Hasta aquí la cosa iba bien. Pero hoy no es tan sencilla. Se complicó muchísimo en el mes de junio. ¿Por qué? Porque la ermita estaba en un terreno que era de la Vecinal y el 6 de junio el Intendente Municipal firma un decreto donándolo a una Comisión Sala de Primeros Auxilios Juan Pablo II. Genial. Salvo por el detalle que esa comisión estaba formada por la gente que perdió las elecciones vecinales en el barrio. Y lo primero que hicieron fue comunicar que se quitara la ermita ya que se pensaba comenzar a construir. Estaban en toda su razón, ya que se podría decir que la ermita esta intrusada en dicho lugar. Por esto se aceptó sacar la imagen de la santa y las setenta plaquitas que en agradecimiento ha dejado la gente. La idea es colocarla en el nuevo predio. Esto no quedó ahí. El lunes 10 el presidente de la Junta Vecinal increpó al sacerdote encargado de las gestiones porque había quitado la imagen sin pedirle autorización. Se le explicó que no le pertenecía más el lugar y que los nuevos dueños habían solicitado el retiro. No lo entendió y terminó muy enojado por el asunto.
En la Misa del día 11, sin enardecer los ánimos pero sin dejar de manifestar el desagrado por el manoseo político al cual se había sometido a la Madre, el sacerdote informa a la comunidad lo ocurrido. Junto a esto, también alentó a la gente para que siguiera trabajando a fin de construir hacer juntos el nuevo templo. Sobre todo predicó que la envidia no construía, al contrario dividía. Hacer cosas por envidia al otro hacía que las cosas fracasaran. Además rescató el verdadero valor de las imágenes, que no son sagradas en sí sino que son un signo que nos hacen entrar en comunión con Dios o con aquellos que se encuentran cerca de Dios (los santos). Que no interesa el lugar dónde esté una ermita. Interesa el corazón que ama, pide y agradece. Todo esto era la respuesta a la Comisión Vecinal y a la Comisión de la Sala de Primeros auxilios. También era una respuesta a la verdadera devoción del Pueblo de Dios.
Luego de ese día, se dijeron muchísimas cosas, sobre todo en los micrófonos de las radios que permiten expresar sin discernimiento lo que la gente siente como realidad. Sumemos a esto el condimento de una interna barrial por el predominio político en la junta vecinal y el aprovechar por un periodista para situar este tema en la interna provincial de un partido. Desde quienes están trabajando, con paciencia y sacrificio, por la devoción a la Madre Maravillas hay mucho dolor. Están en medio de una situación que no buscaron ni soñaron, a merced de un manoseo mediático y político degradante. Su único consuelo es recordar las palabras de la Madre: “lo que Dios quiera, cuando Dios quiera y como Dios quiera”. Todo esto abrazando la cruz y con la mirada puesta en el 11 de septiembre, día en el cual se realizará la primera Misa en el nuevo predio de Santa Maravillas de Jesús.