Tramando en el sentido muy bueno de que están tejiendo la trama de la vida. Este es un grupo de ellas que está reunida, en estos momentos, en el patio de la parroquia. Están organizando todo lo que tiene que ver con las ensaladas y papas fritas que se servirán durante el festival folclórico que tendremos el fin de semana que viene.
Desde mi ventana escucho que charlan, se ríen, tocan tres o cuatro temas a la vez (de esa manera que solamente las mujeres solas pueden hacer). Dentro de un rato se levantarán con todo organizado. Son en verdad unas genias, ellas y todas las que les ayudarán (una verdadera tropilla).
Cuantas “chicas” le dan vida a nuestras comunidades de esta manera: silenciosa, solidaria, alegre. Es para darle gracias a Dios por todas ellas. Seguro que Jesús daba gracias al Padre por “sus chicas”. De algunas de ellas nos cuenta Lucas:
“Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.” (Lc 8,1-3)
Si. Debemos dar muchas gracias al Señor por tantas “chicas” que, de una u otra manera, tejen la trama de la vida eclesial.