Acabamos de terminar el primer encuentro de formación. Es interesante como el Documento de Aparecida nos llevó de la mano para redescubrirnos discípulos de Jesucristo.
De encontrarnos con él, que nos eligió de antemano, a escucharlo como maestro. Un maestro que nos considera amigos porque nos enseña todo lo que ha oído del Padre. Pero, en el colmo de la gratuidad, nos regala la vida divina y nos transforma en sus hermanos. Y, porque somos hermanos de Jesús, somos hermanos en Jesús.
El discípulo fue llamado para estar con el y enviado a ser su testigo. Rescato los puntos 145 del documento, como una síntesis preciosa de lo que hoy compartimos:
“Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de la gratitud y alegría que produce, crece también el ímpetu de comunicar a todos el don de ese encuentro. La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo (cf. Hch 1, 8).
Benedicto XVI nos recuerda que: “el discípulo, fundamentado así en la roca de la Palabra de Dios, se siente impulsado a llevar la Buena Nueva de la salvación a sus hermanos. Discipulado y misión son como las dos caras de una misma medalla: cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva (cf. Hch 4, 12). En efecto, el discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro”. Esta es la tarea esencial de la evangelización, que incluye la opción preferencial por los pobres, la promoción humana integral y la auténtica liberación cristiana.”
Reconocer a Jesús como EL camino, LA verdad y LA vida no nace de un imperativo moral o de unas ideas doctrinales. Nace de descubrir en su cruz el gran amor con que El nos ha amado. Sólo quién tiene la experiencia de ese gran amor puede ser en verdad discípulo misionero.
El jueves vamos a profundizar sobre “una espiritualidad trinitaria del encuentro con Jesucristo”.
Que bello Padre, cuanto Amor,no hay palabras q puedan desifrar tanto Amor de El a nosotros, Gracias Padre por enseñarnos cada dia, a Amar a nuestro Señor y a Defender nuestra fe.Un abrazo en Cristo y María
Amar a Dios es aceptar todas sus enseñanzas poniendo las en práctica para que ese gran amor recibido sea compartido con todos nuestros hermanos y mostrando mayor amor a nuestro creador. Te amo padre.