Lo fascinante
El misterio tremendo nos invita, de cierta manera, a huir de él. Sin embargo esto no es la experiencia completa de lo numinoso. Por el contrario, uno tiende a la actitud contraria: acercarse buscando algún tipo posible de comunión. Así lo tremendo se vuelve embriagador y admirable. Hay un “contraste armónico” en el cual aquellos que es “horroroso y espantable al ánimo” se presenta, a la vez, “como seductor y atractivo”.
Este es el aspecto que, en nuestras propias experiencias religiosas, tal vez más fácilmente asociemos con la idea de Dios. Por esa evidencia que tiene no necesitamos tanta explicación. Otto dice:
"Las representaciones y conceptos racionales que corren paralelos con este elemento irracional fascinante y sirven para esquematizarlo, son el amor, la misericordia, la compasión, la piedad, todos ellos ingredientes naturales de la vida espiritual corriente, si bien pensados en su perfección suma. Pero por mucha parte que tengan estos elementos en la emoción religiosa de la beatitud, ésta no queda completamente expresada y agotada por ellos. De la misma manera que la infelicidad religiosa — cuando se siente la ira — contiene elementos profundamente irracionales, igual ocurre con su pareja contraria, la beatitud religiosa. Esta es algo más, mucho más, que el simple estado de confianza, de esperanza, de ventura amorosa, aun en sus formas más exaltadas. La cólera comprendida en un sentido puramente racional o ético no agota aquel profundo horror y espanto, encerrado en el misterio de la divinidad. Asimismo, tampoco el «ánimo clemente» explica y expresa por entero ese aspecto profundamente admirable que se siente en el beatífico misterio de la divinidad. Puede designársele con la palabra «gracia»; pero entonces ha de entenderse ésta en el pleno sentido de la palabra, tal como la aplicaron los místicos en su lenguaje, de manera que signifique «clemencia», pero al mismo tiempo algo más que eso" (48).
Si hablamos de amor y misericordia, de paz y gozo, entonces nuestra idea acerca de la experiencia religiosa se hace más entendible. Pero nunca debemos olvidar que este tres uno de los tres aspectos que componen dicha experiencia.
Volviendo al ejemplo de la experiencia de Isaías, ahora podemos comprender más cabalmente porque se horroriza por su condición de fragilidad, de impureza. Pero, lejos de huir, permanece gozoso en el lugar. Se inicia así una especial relación, que se nutrirá de palabras, actitudes y ritos. A esto es lo que le decimos “religión”.
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PAZ Y BIEN, PADRE FABIAN QUE HERMOSA ENSEÑANZA, RUEGO A JESUS Y MARA MADRE DE TODOS ,QUE EL TIEMPO QUE USTED USA PARA DAR CADA ENSEÑANSA RELIGIOSA A CADA CRISTIANO QUE SIGUE LO QUE ESCRIBE Y REFLECCIONA, NOS AYUDE A CRECER MAS EN LA FE Y CONTRIBUIR EN NUESTRA COMUNIDAD LO APRENDIDO, Y ASI COMO EVANGELIZA USTED DE UNA FORMA SENSILLA PERO CON FUNDAMENTO BIEN CONCRETOS EN CADA UNA DE ELLAS, ENVANGELISEMOS TAMBIEN NOSOTROS,NO POR COPIARLO A USTED, SINO QUE YA CREO QUE A ESTAS ALTURAS TENEMOS UN MODELO Y AHI QUE APROVECHAR ESO, YA QUE MUY POCO SE DA EN ESTOS TIEMPOS. GRACIAS DE CORAZON POR TODA SU EVANGELISASION.
DIOS LO BENDIGA CON SU SANTO ESPIRITU Y SIGA DANDOLE LA GRACIA DE ENSEÑARNOS A SER O DECIR LAS COSAS DE NUESTRA RELIGION.
SALUDOS Y LLUVIAS DE BENDICIONES.
de acuerdo a la ciencia moderna de la medicina y la biología, cuando se produce un estado de beatitud, o de mística, es porque ocurre una especie de cortocircuito en "el cableado" que realiza las funciones cerebrales. explicación que, tratándose de científicos, no tiene ninguna lógica, ya que si hablamos de "cableado", supuestamente, alguna inteligencia superior lo debe haber armado y ensamblado perfectamente, para que funcione en millones y millones de seres humanos. además, cualquier persona que haya tenido la experiencia de "descanso en el espíritu", sabe bien que no es algo imaginario y que la paz y el bienestar que sobrevienen a ese momento es inigualable. también puede experimentarse esa sensación de beatitud durante la oración personal, aunque no haya otras personas o en un intenso contacto con el señor, durante la eucaristía. todo depende de la entrega amorosa y el deseo de reposar en los brazos de jesús, sin temor, y con total confianza