Hace unos años recordábamos que el católico tenía por costumbre celebrar la muerte. Hoy, en el Monasterio, he vivido una experiencia interesante: la de hacer fiesta por el hermano que ha muerto.
Hace tres años partía, por un ataque cardíaco, hacia la Morada Celestial el Hermano Gregorio. Es costumbre que se hagan las exequias con todos los cantos y ritos. Pero al culminar estas, todos los presentes hacen una gran fiesta (que incluye buenos vinos, tortas y helados) por que el hermano ha muerto. Cuando los monjes lo explican, lo primero que te dicen es que no es que se alegran de que "ese" hermano haya muerto (es decir, no esté más físicamente con la comunidad... ¿se entiende?) sino que la causa de la alegría es la Vida consumada, la vida plena que ha alcanzado. Por esto la fiesta a trevés de una gran comida de la que participan los onjes y los familiares y amigos del difunto.
Ayer se complieron tres años de la partida del Hermano Gregorio. Por eso al mediodía rezamos la hora de Sexta en el cementerio. Estaba toda la comunidad y sus familiares que vinieron a pasar el fin de semana en el Monasterio. Hoy, por la mañana, celebramos la Misa pidiéndo por su eterno descanso. Luego, al mediodía, un buen asado al horno que los familiares y los monjes compartieron en el comedor de la clausura. La foto es de ese momento.
Los Monjes están con nosotros pero nos hacen acordar que lo definitivo no es lo que conseguimos con el dinero. Lo definitivo es Dios, la Morada eterna, la vida Plena. Ellos son un signo viviente de esas realidades que esperamos. Es esa también la dimensión de la consagración (religiosos y sacerdotes). Cuando se discute sobre el celibato, somos bastantes freudianos y nos preocupamos por la dimensión (de acto) sexual que no aparece plenamente. Si queremos ver este tema en clave cristiana, entonces la dimensión de lo definitivo y perdurable es lo que debe aparecer en primer lugar. El festejo de hoy es un caso concreto de esa clave cristiana en acción.
alguna vez escuche,que si tenes cancer o sida y le ganas la batalla a la enfermedad,te liberas,pero si la batalla te la gana la enfermedad terminas liberandote del cuerpo. el cuerpo que siempre se queja, tengo hambre tengo sed, tengo calor como en estos dias, tengo frio, y tantas otras.Que placer debe ser ir a la morada final con el Padre, realmente los seres humanos no estamos preparados porque en nuestro egoismo no queremos que las personas que amamos partan, en realidad lloramos porque no las vamos a ver mas, porque las vamos a extrañar, porque vamos a sentir su ausencia, en realidad por los que nos va a pasar a nosotros, no reconocemos que alli donde vayan van a estar bien,felices con dicha eterna.Por eso siempre recuerdo una cancion que dice NO ME DIGAS ADIOS DIM E HASTA LUEGO ,TUVE QUE PARTIR A UN LUGAR DONDE NO VOY A SUFRIR, NO ME DIGAS ADIOS SINO HASTA LUEGO DIOS DETERMINO QUE EN EL CIELO ESTOY MEJOR.eso todavia hay que incorporarlo asi podemos tambien hacer una gran fiesta,seria la fiesta de nuestra graducacion eterna,seria mas que maravilloso no?.
Estoy en comunión con esa celebración. Desde que perdí a mis abuelos y a mi gran amigo, no solo celebro donde esté su natalicio a esta vida, sinó tambien el día de su partida a la Casa del Padre.
Es una cuastión de Fe y Amor.
Si creemos en la Resurrección sabemos que nuestros amores que parten primero están en el Reino de Dios gozando de la Eterna Felicidad.
Gracias Padre por compartir sus vivencias.
Especialmente las de este tipo, tan maravillosas por el testimonio de Fe y Amor que nos dán.
Padre me hizo recordar la gran fiesta que celebraban en algunas provincias allá lejos y hace tiempo cuando moría un bebé...un angelito...ya estaba en el cielo!!!!gracias padre Fabián.
Mentiría si digo que no le tengo miedo a la muerte. Cuando muere un ser querido me entristezco doblemente. Primero porque no estará más conmigo en este mundo; segundo porque me hace tomar conciencia de una realidad que tendré que afrontar algún día. Festejo la vida. Nunca podré festejar la muerte. Por más fe que tenga en la vida eterna y por más convicción a la que adhiera sobre la otra Vida , jamás, desde lo más hondo de mí, podré decir que estaré contento o feliz por la muerte de un ser querido. Siento duelo y dolor cuando lo pierdo. Por eso la defiendo mucho. El valor que le damos a esta vida es termómetro del valor que le damos a la Otra. La muerte hay que aceptarla porque es una realidad. Pero no voy a decir que la festejo. En todo caso, al morir un ser querido recuerdo feliz su vida, su trayecto por este mundo. Pero la muerte, para mí, es triste.
Nosotros Javier Santos estamos inmersos en un mundo en el que la muerte es un fracaso. La vida es el triunfo y los logros sus frutos. En este contexto resulta difícil celebrar la muerte, como lo haría un cristiano maduro, El logro es comenzar esa nueva vida que comienza con la muerte y es eterna. Humanamente por supuesto nos sentimos tristes, no vemos al ser querido, no podemos festejar a alquien que se ha ido, Pero si nos ponemos a pensar en sintonía con Dios, Él nos ha creado para esto, para que una vez que cumplamos nuestra misión en la tierra, podamos gozar de la eternidad en el cielo, que es la herencia que nos dejó. Yo hace poco perdí un hijo que era un ser especial, de aquellos que vivían al servicio de los demás y que no pensaban en sí mismos, ni le importaba lo material, como para quitarle el sueño. Me costaron lágrimas de sangre recordarlo y no poder abrazarlo los primeros días. Hoy a un año y dos meses de su partida, aunque estoy triste, me he propuesto participar de la felicidad que él hoy tiene, no puedo ser egoista. El el fondo Dios lo llamó porque se merecía tempranamente el Cielo, estaba maduro para ingresar en él y, aunque lo llore lo que me reste de vida, doy gloria a Dios por habérmelo prestado 21 años aquí en la tierra. Besos. Susana.
Muchas gracias por tu testimonio Susana. Es valioso lo que planteás y me alegra que haya gente con esa valentía. Para mí (estoy hablando desde mí y por lo tanto es una porción muy pequeña de experiencia humana), la muerte física no la veo como fracaso. La muerte la veo como una condición intrínseca al ser humano que debe ser aceptada. Es una realidad que nos envuelve a todos, gente "triunfante" o gente "fracasada". El éxito de la vida que el mundo propone no está alineado a lo que yo entiendo por el plan de Dios. Pero yo hablo de la muerte física. Cristo triunfó sobre la muerte física y sobre todas las otras muertes que pueden ser símbolo del fracaso. Yo me entristezco por la pérdida del ser querido, pero con fe en la Resurrección. Mi madurez todavía está por verse, apenas tengo 32 años y un camino largo por recorrer. Rezaré por vos.
hace unos días, leí un artículo sobre el presidente uruguayo, josé mujica. que se confiesa ateo. por lo que expresa, admira grandemente al papa francisco, y recomienda sus escritos. este hombre, declara que, cuando estaba con la agrupación tupamaros, vio morir muchos compañeros en el hospital, y quedaba admirado de como, los que tenían fé aceptaban la muerte en paz, en tanto que los que no la tenían reaccionaban distinto.eso lo conmovio profundamente y forma parte muy importante de ese período de su vida. por eso, por esa paz que trae la certeza de que vamos a encontrarnos con nuestro señor, es conmovedor que se pueda festejar la pascua que cada uno hace al llegar al final de su vida
Alicia me convence, pero sigo teniendo miedo. ¿Será mi falta de fe? ¿Será que tengo un instinto de vida que quiere tomarse firme de ella? No tengo mucha idea. Quizás será que soy joven y quiero vivir mucho. ¿Será que dar la vida por los demás me resulta muy difícil? Quizás no tenga esa vocación de morir por otro. Yo entiendo dar la vida por los demás a dar amor al prójimo. Pero me cuesta pensar en el martirio. Jesús lo hizo y muchos santos, pero a mí, me da miedo.
querido javier. no olvides que la culpa es un sentimiento que no deviene de dios. no te preocupes, he leído en uno de tus comentarios que tienes 32 años. a esa edad, quién piensa en el fin? es muy normal y natural que no quieras hacerlo. puedo ver las cosas de otra manera porque tengo 76 y he vivido una vida plena, como madre y abuela. a esta altura ya no piensas en eso, solo das gracias por lo vivido y esperas que, si vienen más años, sean de entrega generosa. una querida amiga que falleció hace unos años, a los 84, en el momento de partir consolaba a sus hijas y nietos diciéndoles que se iba a encontrar con el señor.solo le pido a él, que me otorgue esa completa confianza!
Alicia, gracias por la comprensión. Escribí hace un tiempo un texto muy referencial a mí que explica lo que me sucede con la vida y con la muerte. Dice así
Barrilete
La vida se me dio. Así, sin pedirme permiso de ser ni tampoco por ningún mérito propio de nada. Se me fue impuesta y regalada al mismo tiempo. Tiene dos cabos: mi nacimiento y mi muerte. Soy libre y esclavo. La libertad me susurra al oído por la voluntad de mi querer; la esclavitud me enardece el estómago con su voz de destino inevitable. Mientras tanto soy yo, entre el azar y el proyecto, un barrilete remontado en una colina de sol con el viento del tiempo. Y en el medio de la vida, en el medio de ese vuelo que es regalo y que es deber, nace de tanto en tanto la locura del amor. Un amor que es el deseo de que la vida de otro ser no acabe nunca.
Cuando fallecieron mis seres queridos sentí mucha tristeza, no poder verlos físicamente me dolió mucho pero siento paz al saber que está junto a Dios.