Claudio es un Hermanito del Evangelio y hace unas semanas comenzó una nueva actividad pastoral en la ciudad de Santa Fe. Está viviendo en una casa que pertenecía a la obra Puntos Corazón en el Barrio Hipódromo. Allí encontró un cuaderno de notas y cartas olvidadas por sus antiguos moradores. Subió a su blog una visita que hicieran dos hermanos de la comunidad para encontrarse con dos Hermanitos de Jesús y con las Hermanas de un Monasterio de Dominicas en el sur de Corrientes. Está fechada en enero de 1991.
Desde la pluma de estos franceses surge un testimonio de entrega a Jesús en lo concreto del servicio al hermano realmente impresionante. Uno puede estar o no de acuerdo en algunos conceptos teológicos allí vertidos, pero, más allá de eso, comparte el fundamento de dicha vivencia. Así lo relataron:
Al amanecer cuando me levanto, los hermanitos Javier y Marcelo me invitan a rezar con ellos, abrigados hasta la cabeza, sentados sobre el suelo de tierra aplastada, pasamos un largo rato delante del Santísimo Sacramento.
Leemos los textos de la misa del día… tomamos un tiempo de silencio… tomamos unos mates…. Recitamos una decena del rosario… ofrecemos a María todos aquellos que viven en las costas del río…. Pero no quitamos nuestros ojos del Señor, a Él nos dirigimos, delante de Él conversamos. Todo es tan simple: estamos tan lejos de las miles de tradiciones de ciertos conventos, de innumerables costumbres de ciertas comunidades antiguas!... allí en esta adoración de la aurora, todo el secreto de la vida de los Hermanitos me fue revelado: secreto de su llamado, secreto de su fecundidad, secreto de su fidelidad.
Pueden leer el texto completo en el blog del Hermano Claudio (La foto también la tomé desde allí). Es para renovar la fe. Cuando era seminarista mi director espiritual me decía que había santos para imitar y otros para admirar. Yo no se si me animaría a la entrega evangélica allí contada. Sí la admiro.