En la cruz, el dolor transfigurado por la gloria es el esplendor de la eternidad, que se abaja al caminar de los hombres para hacerse compañero de ruta.
En la cruz, el dolor transfigurado por la gloria es el esplendor de la eternidad, que se abaja al caminar de los hombres para hacerse compañero de ruta.
Solo desde la escuela del Amor aprendemos a no temerle al dolor.
Por amor somos capaces de enfrentar y sobrellevar los dolores mas grandes.
Desde el dolor, cuando amamos, estamos en una comunión muy especial con Jesús. El nos acompaña, nos consuela, nos aligera la carga y nos llena de gozo.
No hay amor sin dolor. Ese dolor transfigura el amor, lo hace eterno. De ahí la comunión real con Cristo.
Cuando solo hay dolor y habita el desamor... se instala el infierno todo en el alma, porque está perdida en la desolación.
Vengo por recomendación de Angelo de "Siete en familia", que además pide que oremos por usted. Delo por hecho. Me he dado una vuelta por su blog y tiene tantas cosas buenas, que con su permiso lo paso entre mis favoritos para vistarle asiduamente.
SALUDOS CORDIALES.