Las dos de la mano. Porque están en nuestra naturaleza redimida por la sangre del Cristo (caridad) pero herida por las huellas del pecado original (corrupción). No puedo dejar de pensar en eso luego de leer el relato de Tere sobre el huracán Karl en su ciudad, Veracruz (México). Allí caridad y corrupción se presentaron juntas.
Esto me hizo recordar a Blas Pascal. Hace un montón de años leí sus "Pensamientos". De allí estos pasajes:
"La grandeza del hombre es grande en cuanto se conoce miserable; un árbol no se conoce miserable. Es, pues, ... ser grande conocer que se es miserable... Es demasiado peligroso hacer ver al hombre hasta qué punto es semejante a las bestias, sin mostrarle su grandeza. Y es igualmente demasiado peligroso hacerle ver su grandeza sin su miseria...
El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza, pero es una caña pensante. No se precisa que el universo entero se alce en armas para aplastarlo; un vapor, una gota de agua bastan para darle muerte. Mas, aun cuando el universo lo aplastara, sería el hombre más noble que quien lo mata, puesto que sabe que muere y sabe la superioridad que el mundo tiene sobre él. El universo, en tanto, nada sabe ..."
La verdad, me dieron ganas de releer a este pensador. Espero poder conseguir el libro que les cité.