No es por consejo del Papa Francisco. No es precisamente un 0km el mío. Es porque me cansé de que “me lleve y me deje”. Fue una decisión que tomé en el retiro del verano. Claro, que venía con un trato con el Señor para que me ayude a hacer los trámites del caso.

En marzo me puse las pilas. Lo saqué a la calle con el clásico tarrito (en este caso un botellón de perfume para piso llenado a medias con agua). Al día siguiente apareció un comprador… que me ofreció menos de lo que yo pedía. Lógico… de verlo solamente. Luego dos más ofertaron… pero no volvieron. El primero me seguía ofreciendo lo mismo. Decidí entonces venderlo a ese precio. Con lo “recaudado” compraría otro, de menor valor real pero de mecánica más sencilla. Es que mis finanzas en ese momentos estaban a $0,00 de ahorro. Apuntaba a un R9. Y me puse a ver varios. Ninguno me convencía: era cambiar un problema por otro. Al final me decidí por uno que había en una agencia, no porque fuera bueno sino porque hasta ahí me llegaba lo que recaudaría con la venta del mío.

Quedé con el comprador (del mío) en venderlo un jueves. Fue una semana lluviosa. El miércoles por la noche presentía que el “negocio” no era el que surgía del “trato” con el Señor en el retiro: no sé, había algo que no me convencía. El jueves por la mañana arranco mi R19… y sale humo del motor. Sí. Humo con olor a quemado… y en ese momento está llegando el comprador. Le digo qué está pasando. Lo llevamos a un mecánico, luego a otro y luego a otro… venta frustrada. Y yo preocupado por el olor a quemado y el humo. Después me di cuenta de que había aceite en el motor… con las lluvias de la semana se había mojado… había caído sobre el caño de escape… se evaporó el agua (humo) y se sintió olor a quemado por el aceite. Quedé contento porque no era nada grave y, vaya paradoja, porque se hizo realidad el presentimiento de que la compraventa no era parte del “plan”. Conclusión: saqué el tarrito y comencé a usar de nuevo mi R19.

Providencialmente aumentaron mis ingresos y pude comenzar a ahorrar un poco. A mediados de junio decidí sacarlo nuevamente. Apareció un comprador ese día… y dos juntos al día siguiente… me ofrecían menos de lo que pedía… les decía que podría ser… no aparecían más.

El miércoles de la semana antepasada, por consejo del mecánico, lo llevé a que le lavaran el motor para que quede “más presentable”. A las 14.00 entró en el lavadero. A las 15.00 comenzaron a lavarlo. A las 15.40 me acerco a ver qué pasaba… no arrancaba. Lo estaban sopleteando para secar los cables… arrancó fallando… lo mantuvieron encendido un rato largo y seguía fallando. Me lo entregaron. Pagué el lavado.

Lo llevé a duras penas a un electricista que estaba a dos cuadras. Esperé 40 minutos a que terminara un trabajo. Lo vio. Le cambió unos cables. No arrancaba porque hacía una contra-explosión. Me dijo que seguramente se había salido de punto y lo debía llevar a un mecánico. Eran las 18.45. Fui a uno a media cuadra y estaba lleno de trabajo. Luego a otro a otra media cuadra y… después de “llorarle la carta” me dijo que iría a verlo. No lo pudo hacer arrancar así que llevamos empujando a su taller. Para los que conocen Paraná, fue la última cuadra de Brown y una de Ramírez… respetando semáforos… en pleno horario pico de salida de comercios. Llegamos. Le pagué al electricista. Y lo dejé para que lo vea al día siguiente. Me volví caminando media hora (hasta el Plaza Vea… para los de Paraná) y luego me tomé un taxi hasta la parroquia. La caminata me bajó el azúcar y me hizo dormir de una a la noche.

Al otro día llamé a las 18.00 y me dijo que funcionaba pero que en ese momento se había enloquecido. Que lo llamara el día siguiente. A primera hora del viernes por la tarde lo llamé y ya estaba. Era una ficha mojada. Me dijo cuánto me salía arreglarle varios problemas que tiene. Pagué. Me volví a la parroquia con varios pesos menos… pero con el motor limpio. :-D

Hoy estaba por ir a visitar agencias para preguntar si me lo recibían junto con el poco dinero que tengo y ver si puedo sacar otro. Más chico y que “me lleve y me traiga”. Pero… amanecí engripado. Así que ahora estoy encerrado, sonándome la nariz y escribiendo estas líneas.

Estas son las palabras del Papa sobre los autos nuevos de los curas, dichas a seminaristas:

“Comentando la alegría que se encontraba en la sala se preguntó: ¿La alegría de un seminarista nace de haber ido a bailar el fin de semana con los amigos? O se centra en el tener, por ejemplo en tener el último modelo de smart phone, o el escooter más rápido. El auto que se hace notar, “les digo verdaderamente, a mi me hace mal cuando veo a un cura o una monja con un auto último modelo. ¡No se puede!. El auto es necesario, pero uno más humilde “y si te gusta un auto lindo “piensa solamente a cuantos niños en el mundo mueren de hambre”.”

De mi parte… no quiero un auto lindo ni 0km. Voy a tratar de tener uno que me lleve a todos los lados dónde tengo que ir por cuestiones pastorales.

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4 Comments

  1. JAJAJAJA...................Padre con todos los detalles que das no te van a dar ni lo que vale el volante ..............que cosa che.........hay que ser sincero sí, pero bueno lo hiciste peor de lo que está ¡¡¡¡¡ pobre lleva y trae !!!!!