Si bien comunactivo no figura en el Diccionario de la Real Academia Española, hay un resabio mental de significados concurrentes que, como estrellas fugaces, estallan en mi memoria. En base a esto me puse en camino a la Biblioteca Poppularis Paranaensis.

Luego de una amena charla sobre las condiciones climáticas de nuestra urbe capital de provincia, Evarigia Cáceres me preguntó que deseaba. Le informé el asunto en marras que me había movilizado a ese centro de la memoria del saber. Ella, abriendo en demasía los ojos, me comenta sorprendida sobre una lectura que ha tenido en las vísperas del miércoles. Ha encontrado en el Código Seminarensis esa palabra. Le llamó la atención porque pensó que era un error del copista. Pero al verla tres veces supuso que era más que un error.

Hicimos algo que no se debería hacer. Lo confieso con vergüenza, pero no me arrepiento. Cuando ella me mostró el Códice, le saqué una foto para estudiar con detenimiento el contexto en el cual fue usado el término que nos preocupa.

Llegado a mis aposentos personales, baje la imagen digitalizada a mi computadora. En efecto, comunactivo aparecía en tres lugares. Les transcribo:

“Lisandro Balbuena, un hombre comunactivo, no cejaba en su empeño para que las alcantarillas cubran la cuneta en el frente de la casa de doña Casimira Almanejares. Es que esta ilustre vecina de nuestros lares, haciendo honor a su nombre, había perdido casi la totalidad de su visión. Y la cuneta era, para ella y por este motivo, un peligro para su integridad física”.

Como podemos observar, el contexto del adjetivo comunactivo hace referencia a la solidaridad de este vecino. Solidaridad que tiene como eje su preocupación por el hermano sufriente y su bienestar.

Más adelante, vuelve a aparecer la misma expresión:

“Doña Casimira agradeció a Lisandro y reconoció que era tan comunactivo como había sido su difunto padre. En efecto, Don Bartolo Balbuena, merced a su fama de comunactivo, había sido elegido intendente por tres períodos seguidos”.

En esta perícopa, nuestro término califica a quién ha tenido actitudes de vecino ejemplar. Pero le agrega el desinterés y la entrega en aras del bien común. Recordemos, como un ingrediente que nos ayuda a darle un marco de referencia mayor, que en la época de redacción del Código Seminarensis los intendentes no cobraban sueldo, sino que ejercía su cargo público ad honorem.

En base a esto estaríamos en condiciones de aseverar que comunactivo sería aquel ser humano que desinteresadamente se entrega al servicio de las cosas comunes, ya sean personales o sociales, con el solo interés de que la comunidad crezca con su actividad social.

Seguiremos en la búsqueda de aportes que enriquezcan nuestra percepción.

(Para los distraídos, es una ficción al estilo Borgeano… salvando las distancias del pobre tipo que escribe estas ocurrencias con el Premio Nobel (moral) de Literatura)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

6 Comments

  1. la definición es más simple de lo que se espera, creo que es igual a mucha info, conocimientos compartidos.

  2. Interesante, solo me inscribi en el concurso por curiosidad y pensaba que era una palabra inventada

  3. entonces la palabra no es inventada. no lo deben saber los inventores

  4. Bueno, no estaba tan equivocada despues de todo... comunion, solidaridad, oblatividad...

  5. Otro sudamericano en el concurso comunactivo.
    Mucha suerte!

  6. ¡Hola Pater!
    Hacia tiempo que no sonreia con un post del concurso, y es que es genial ver la capacidad de insertar la palabra en cuestión en un relato bien estructurado y escrito.
    Felicidades Pater (aunque ya sabe, no caiga en la auto-complacencia, que los pecados serían muchos y variados, un hombre de Dios no se lo debe permitir)