Tal vez todos estén esperando que me refiera a los comicios de Misiones, en el cual se enfrentan el gobierno local con un gran frente opositor en una discusión sobre la institucionalidad de esa patria chica. Pero he decidido dedicar este espacio a otro tema, tal vez no tan trascendente en lo mediático, pero muy importante a los ojos de Dios.
Creo que muchos de ustedes ya saben que el próximo sábado recibirán en la Catedral de Paraná el Orden Sagrado cinco jóvenes entrerrianos. Para uno de ellos será el diaconado y los otros cuatro serán sacerdotes a partir de la oración y la imposición de manos de Mons. Mario Maulión.
Cinco jóvenes juegan sus vidas en una consagración total al Señor. Serán llamados por su nombre y responderán “Aquí estoy para hacer tu voluntad”. Con toda certeza, sentirán en ese momento el temor de arriesgarse, pero con la confianza de que con la presencia del Espíritu Santo en el corazón todo se puede.
Providencialmente, en las Misas de hoy leemos un trocito de la Carta a los Hebreos. Allí se habla del Sumo Sacerdote de la Antigua Alianza. La definición que el autor sagrado hace de ese ministerio nos ayuda a valorar el paso que estos jóvenes darán. “Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir a favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios” (Hb 5,1).
“Tomado de entre los hombres”, es decir, con toda la carga que este tiempo y esta cultura les confiere. El sacerdote es un hijo de su tiempo, con todas las grandezas y miserias propias de su tiempo. No es más que nadie: ni mas sabio, ni más perfecto. Aunque, consciente de sus limitaciones, como buen cristiano tiene el horizonte que Jesús nos trazó: “sean perfectos como el Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48). Y desde allí su barro humano se anima a responder en la ofrenda total de su existencia.
A partir de allí, la acción misericordiosa del Dios Vivo lo hace suyo y lo pone “para intervenir a favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios”. Esta será su identidad a partir de ese momento. Hombre, frágil y limitado, pero que en su cacharro humano lleva un inmenso tesoro: regalar la presencia del Altísimo a través de sus manos y sus palabras que se transformarán en manos y palabras de Jesús que bendice, que consuela, que ama.
¡Damos gracias al Señor por las maravillas que es capaz de seguir obrando hoy en medio de su pueblo!
1. miguelito - Octubre 29, 2006[Edit]
rezaremos por esas vocaciones, y por más vocaciones…
2. David - Octubre 29, 2006[Edit]
Padre me encantò lo que escribiò sobre las vocaciones y admiro mucho a las personas que dan el sì al Señor y dejan todo…. pero me hubiese gustado que se refiera a los comicios sobre la elecciòn de los convencionales constituyentes en Misiones, en la cual la lista opoitora la encabeza un Obispo Emerito.
3. ares - Octubre 31, 2006[Edit]
muy bueno
4. Selín Trigueros - Octubre 31, 2006[Edit]
Hola, padre:
No hay duda de que Dios nos ama mucho… va mi oración por esa nuevas vocaciones y por que haya más. Y espero seguir leyendo sus escritos, me animan a segir perseverando en medio de este valle de lágrimas…
Bendiciones