El descenso del Tabor

Cuesta un poco. En la alforja traigo paz por el encuentro y algo de cansancio por el "ejercicio". Pero feliz y pleno.

Ha sido una semana de silencio bloguero porque estuve sumergido en otro silencio mucho más profundo: el retiro anual que los sacerdotes realizamos. Nuevamente fue en la Casa Stella Maris, a unos 25 kilómetros de Paraná. (La foto es del lugar pero vieja: les debo alguna más actualizada que tomé del camino de entrada con mi celular) Y lo viví a pleno. El predicador, en verdad excelente y sin desperdicio, fue Mons. Ariel Torrado, Obispo Auxiliar de Santiago del Estero, Desarrolló como tema del retiro la Eucaristía, con el telón de fondo de la frase del Padre Alberto Hurtado: "mi Misa es mi vida y mi vida es una Misa prolongada".

Al final el predicador nos dio tres posibles ejercicios. Yo elegí la sugerencia de hacer una oración que refleje lo vivido, para rezarla durante todo el año. Salió esto que les comparto:

Ser infinito e inmutable,

que tremendo y fascinante habitas en el misterio,

más tu majestad se abaja anonadada en Jesús,

y nos vivificas con la donación de tu Espíritu,

mientras tu misterio sagrado y santo se nos revela como Padre misericordioso.

A ti, Deidad que desde el abismal cosmos sales a mi encuentro,

a ti, que con tus dedos acaricias mis heridas,

a ti, cuyo solo Nombre deja patente mi indignidad infiel,

a ti, que sigues confiando a pesar de mis abandonos,

a ti, Omnipotente y Altísimo,

a ti, luz cercana de mi sendero sinuoso,

a ti, te entrego todo lo mío, lo poco, la nada de mis manos.

Te agradezco la elección y consagración;

te agradezco la fidelidad a tu propia Palabra sobre mí,

te agradezco la luz que conmueve mi espíritu,

te agradezco los gestos amorosos de escucha que me alientan al caminar.

Hoy me siento como una piedrita blanca,

Sólo te imploro que tus manos

sepan tallar este diamante en bruto

para que sea reflejo de tu hermosura,

de esa luz que quieres derramar al mundo.

Soy nada y tú eres Todo.

Pero en tu plenitud mi nada se realiza

por eso te vuelvo a repetir con confianza:

Padre, me pongo en tus manos

hasta que seas todo en todos.

Amén.

Maranatha.

Tal vez media embrollada y rebuscada... pero expresa la experiencia. Junto a ella traje varios propósitos que suponen conversión de vida. Espero poder cumplirlos. El lunes empiezo con el más bravo, no porque lo quiero dejar para ese día de nunca comenzar, sino porque es precisamente en ese día que debo tener actitudes concretas de conversión. Espero ser fiel a la gracia y no acobardarme.

Hoy leí las repercusiones de la muerte de Bin Laden y del encuentro de blogueros en el Vaticano. Fue hace cinco días... y parece tan lejano y sin consistencia. Es que cuesta volver a poner los pies sobre la tierra. Me imagino lo que le debe haber costado volver a la cotidianidad a Pedro, Santiago y Juan en su bajada del Tabor luego de la transfiguración. Claro, a ellos les debe haber costado muchísimo más. Lo suyo fue una verdadera y profunda experiencia mística. Lo mío solo gozar de algunos "caramelitos" con los que nos consuela el Señor. Pero que dulzura la de estas golosinas y la del Dios que se ha dado en toda la plenitud que mi pobre pequeñez puede recibirlo.