Hoy ha tomado nuevamente estado parlamentario la ley de liberalización del aborto en la Argentina. Este horrendo crimen contra inocentes indefensos, que de ser legislado violaría el Pacto de San José de Costa Rica, es presentado bajo el eufemismo “proyecto de interrupción voluntaria del embarazo”. Es un adjetivo mágico con el cual se pretende blanquear un estupendo negocio basado en la muerte antes de nacer de criaturas humanas.
En Clarín digital podemos conocer quienes son los 33 diputados que han firmado la presentación:
Juliana Di Tullio, Héctor Alvaro, Adela Sigarra, Héctor Recalde y Adriana Puiggros por el Frente Para la Victoria;
María Luisa Storani, Silvia Storni, Néstor Castañón y Silvana Guidici de la Unión Cívica Radical;
Miguel Barrios, Lisandro Viale, Mónica Fein, Alicia Ciciliani, Ricardo Cuccovillo y Roy Cortina del Partido Socialista;
Cecilia Merchan y Victoria Donda de Libres del Sur;
Martín Sabatella, Vilma Ibarra, Carlos Heller, Jorge Rivas y Ariel Basteiro por Nuevo Encuentro;
Marcela Rodríguez, Fernanda Gil Lozano y Fernanda Reyes por la Coalición Cívica;
Claudio Lozano y Liliana Parada por el Proyecto Sur;
Horacio Alcuaz, Fabián Peralta y Gerardo Milman de Generación para un Encuentro Nacional;
Nélida Belous de Proyecto Progresista;
María Areta de Frente de Todos;
Verónica Benas de Solidaridad e Igualdad.
Muchos de estos diputados se rasgan las vestiduras cada 24 de marzo recordando a 30.000 desaparecidos (algo concreto que yo también condeno). Pero con su firma están queriendo blanquear un genocidio muchísimo mayor. Los bebés que aún no han nacido también tienen derechos humanos. Espero que “Dios y la Patria se lo demanden”.
Padre,
tengo la impresión, de que es una ley que probablemente vaya a aprobarse, porque son esas modas culturales que irrumpen, y parece que avanzan imparables. Dentro de unos pocos años, cuando se vean bien los efectos catastróficos (o apocalípticos) de la caída de la natalidad en Europa, en particular en España, estas leyes se van a revertir. Y los que hayan votado por ponerlas, votaran por sacarlas, con la misma cara y la misma sonrisa, con la misma falta absoluta de rigor mental y amor a la Verdad, y sin sentirse obligados a dar ninguna explicación. Como pasa siempre.