Una de las grandes dificultades que tienen los novatos en las cuestiones de la oración es la distracción. Cuando hablo con alguno de ellos es constante este problema: se distraen porque no se pusieron en la presencia de Dios. Orar es hablar con Alguien que me escucha. El siempre está junto a nosotros. Somos nosotros los que a veces no nos damos cuenta de esa presencia. Por esto el primer paso, imprescindible, en la vida de oración es esta toma de conciencia de nuestra parte. ¿Cómo hacerlo? San Francisco de Sales en su “Introducción a la Vida Devota”, nos descubre cuatro maneras. Dejémonos enseñar por él:

El primer modo es una viva y atenta aprehensión de Dios está en todo y en todas partes. No hay lugar del mundo donde no esté con verdadera presencia. Nosotros muchas veces nos olvidamos de esa presencia y obramos como si estuviera lejos. Por esto es necesario antes de la oración excitar nuestra alma a que piense y considere la presencia de Dios.

El segundo modo de ponerse en esta sagrada presencia es pensar que también se halla de un modo muy particular en tu corazón y en lo interior de tu espíritu. Al considerar esta verdad, se puede excitar en tu corazón gran reverencia a Aquél que te habita con tan íntima presencia.

El tercer modo es considerar a nuestro Salvador, que en cuanto hombre mira desde el cielo a todas las personas del mundo, particularmente a los cristianos que son sus hijos, y más especialmente a los que oran, todas y cuyas acciones y movimientos está notando. Y esto no es imaginación, sino la realidad.

El cuarto modo consiste en servirse solamente de la imaginación. Para esto nos representamos al Salvador en su humanidad, como si estuviera junto a nosotros como un amigo más. Mucho mejor si estamos delante del Santísimo Sacramento, ya que entonces esa presencia será real.

Frente a estos cuatro modos, San Francisco de Sales nos da tres consejos. En primer lugar, usar alguno de ellos para comenzar la oración. Pero hay que usar sólo uno de ellos: no hay que ponerlos en práctica a todos a un mismo tiempo. Y por último, que esto sea breve y sencillamente: no dedicarle tanto tiempo a ponernos en la presencia de Dios que nos olvidemos de lo más importante, dialogar con él, esto es, orar.

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2 Comments

  1. 1. Del Valle - Enero 6, 2007[Edit]

    Padre Fabian, es la primera vez que entro en su blog, y realmente me gusto mucho lo que encontre.
    Con respecto a este articulo, me siento en parte identificada, ya que me cuesta mucho entrar en un dialogo profundo con el Señor, a veces mi cabeza parece una autopista donde se entrecruzan mil pensamientos, ideas, dudas, temores, fantasias etc.
    Quizas mi forma de ser, toda Marta, me impida ser un poco Maria.
    Pido al Espiritu Santo , alma de mi alma, me envie serenidad , para poder encontar en cada encuentro con Dios, su presencia y asi poder escuchar su voz. Del Valle

  2. Padre Fabián:
    Hace muchos años que practico oración, pero me sigue costando mucho entender lo que es realmente: "Ponerse en Presencia de Dios", así que estoy estudiándolo, antes de orar rezo a Dios Espíritu Santo y al invocarlo, ya creo estar en Presencia de Dios, ¿Ello es correcto?, ¿podría Usted recomendarme algún libro para estudiar sobre Ello?.
    Muchas Gracias.
    Dios le bendiga.
    Víctor Adolfo Bracamonte. 25 de mayo 373, Concepción, Tucumán, Argentina.
    Email: victoradolfobracamonte@gmail.com